En el patio de los libreros de viejo del Gran Bazar de Estambul, donde en las miniaturas de los manuscritos médicos otomanos unos diablillos negros golpean con martillos de fuego los doloridos dientes, y donde aún pueden coleccionarse los fascículos de la legendaria Istanbul Ansiklopedisi de Reşat Ekrem Koçu, se encuentra el busto de un hombre con turbante. Es Ibrahim Müteferrika, según informa la placa.
Quienes visitan los anticuarios en busca de viejos libros turcos sabrán que las diecisiete líneas numeradas debajo del nombre son los títulos de los diecisiete primeros libros impresos en turco, publicados en el taller de Müteferrika, la primera imprenta turca. Sin embargo, son muy pocos quienes saben que Müteferrika era húngaro.
No sabemos cuál era el nombre original de Ibrahim Müteferrika, cómo llegó a Estambul, por qué se convirtió al Islam ni cómo ganó el puesto de müteferrika: un siervo especial, próximo a la persona del sultán. De acuerdo con sus contemporáneos húngaros —los anti-Habsburgo exiliados en Turquía con el príncipe de Transilvania, Ferenc Rákóczi, tras ser vencidos en la Guerra de Independencia (1703-1711)—, había nacido en Kolozsvár (Cluj), Transilvania, y adquirió sus profundos conocimientos de teología y lenguas europeas en la Universidad Unitaria local. Es posible que fuera el intérprete turco de Imre Thököly, líder de finales del siglo XVII contrario a los Habsburgo rebeldes húngaros, en alianza con los turcos, pero es seguro que fue la persona de contacto en la corte del Sultán del príncipe Rákóczi, que vivía su exilio turco en Tekirdag, al mismo tiempo que hacía de intérprete entre las embajadas del Sultán y Eugenio de Saboya en Belgrado. Según César de Saussure, un suizo de la corte de Rákóczi, fue capturado por los turcos a fines del siglo XVII, y se convirtió a la fe musulmana para evitar la esclavitud. No sabemos cuánto de verdad hay en estas especulaciones, pero el hecho es que Müteferrika ejerció su conversión en serio. Su manuscrito teológico islámico de 1710, el Risale-i İslâmîye, en el que cita a menudo la traducción latina protestante de la Biblia hecha por Bèze y Junius (transcribiendo el texto latino en caracteres árabes), es una apología islámica completa y convencida contra la el cristianismo. El origen húngaro del autor se revela por el hecho de que transcribe las «s» finales latinas (por ejemplo,-us) no con el árabe «s» (س), sino con «sh» (ش), siguiendo la característica pronunciación latina húngara de entonces.
La impresión de libros no era en absoluto desconocida por entonces en el Imperio Otomano. Los judíos sefardíes imprimieron su primer libro en 1493, los armenios en 1567, los griegos en 1627, y había varias docenas de imprentas, especialmente en Constantinopla, Salónica y Esmirna. También había ya libros impresos en árabe (aunque sobre todo para los árabes cristianos libaneses), y es conocido un impreso, aunque no en formato de libro, hecho por el mismo Müteferrika inmediatamente antes de sus primeros libros: un mapa de Irán en lengua persa:
Es asunto controvertido el de por qué se produjo esta brecha tan amplia hasta la aparición del libro impreso en turco. Una opinión es que los estudiosos islámicos de entonces consideraban una profanación de la revelación divina el «corte» ejercido sobre las palabras en la escritura cursiva árabe, evidente durante la composición, pero también claramente apreciable en el texto impreso, en los diminutos espacios entre las letras. Otro punto de vista dice que la impresión de libros habría significado una fuerte competencia para los influyentes talleres de copistas instalados en gran número en la capital y que, simplemente, no lo podían permitir.
Firma de Abdulcelil Levni, destacado miniaturista período Tulip (1720), y su retrato del Sultán Ahmed III
Sólo el período Tulip (1718-1730), en apogeo bajo el sultán Ahmed III (1673-1736), un corto período de reformas y de apertura a Occidente, fue favorable a la recepción de esta innovación técnica. Es una notable coincidencia histórica que justo en aquel momento estuviera en Estambul un influyente cortesano cuyo fervor islámico no podía discutirse, pero que desde su origen transilvano conocía bien el oficio de impresor de libros, así como el enorme impulso cultural que provocaban. Y como deseaba sinceramente beneficiar a su nueva patria, con el permiso del sultán y el Gran Muftí, en 1728 fundó la primera imprenta en turco, donde entre 1729 y 1742 fueron puestas en circulación diecisiete obras. Todos aquellos libros tenían que servir para profundizar en la comprensión del pensamiento social, histórico y político occidental, así como en las ciencias: libros de historia, geografía y física, una descripción de América, gramáticas y diccionarios.
Estos «incunables» turcos, en tiradas de 500 a un millar de ejemplares, son hoy muy raros. Sin embargo, en el siglo XIX, en el período de auge de los estudios orientales en Hungría, aún se compraban por un precio asequible en Estambul, justo ahí donde está ahora la estatua de Müteferrika. Por esta razón, casi todos ellos se pueden encontrar en los legados de los orientalistas húngaros depositados en la Colección Oriental de la Academia Húngara de Ciencias.
Y de aquí surgió la idea, a finales del año pasado, de publicar estos libros en Internet para celebrar el 300º aniversario de la primera obra de Ibrahim Müteferrika, el tratado islámico de 1710. Las copias digitales de las dos ediciones que faltaban en la Colección Oriental nos las cedió generosamente la Biblioteca Nacional Széchenyi, y el único ejemplar que no se pudo localizar en ninguna de las dos bibliotecas lo adquirió para la Colección Oriental, en Arabia Saudita, su mecenas Gábor Korvin.
La página principal, redactada por el equipo de la Colección, especialmente por los turcólogos Nándor Erik Kovács y Ágnes Kelecsényi, y editada por Studiolum, contiene, además de una introducción histórica y los datos recopilados sobre Müteferrika y su imprenta, la bibliografía completa emanada de aquel taller —la mayoría de los artículos importantes, en turco, húngaro y alemán, han sido enteramente digitalizados—, y una descripción detallada de cada libro, cuyas versiones escaneadas completas irán apareciendo progresivamente en la página. La dirección de la página principal en inglés, húngaro y parcialmente también en turco la daremos a conocer aquí el miércoles, a las 16 horas, durante la solemne inauguración de esta web en la nueva Sala de Conferencias de la Biblioteca de la Academia. Lugar que vale la pena visitar aunque sólo sea para disfrutar de su impresionante vista.
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