Soldados de la Wehrmacht toman fotografías de una ejecución pública en el frente oriental (según el pie de la fotografía, conservada en el Bundesarchiv, de los partisanos soviéticos), 1941.
La Wehrmacht animó la fotografía privada autorizando a los soldados a utilizar sus cámaras particulares en el frente. Y los fabricantes de cámaras y material fotográfico les bombardeaban con anuncios: «¡Zeiss Tessar, para sus recuerdos de la guerra!» «¡Voigtländer Kleinbildkamera, hasta la victoria final!», «Fotos de Agfa: ¡un puente entre el frente y la patria!» Y los soldados aprovecharon la oportunidad en buen número.
Esta foto ya la hemos visto. Dos soldados sacan fotografías en el gueto de Lublin, mientras el tercero, Johannes Hähle, los retrata a ellos, en mayo de 1941, cuando fueron a visitar juntos el barrio judío de la ciudad ocupada. Los soldados alemanes, al parecer, se sentían atraídos por lo exótico, lo ajeno-otro, de la población de los Ostgebiete que vivía en condiciones arcaicas; y sobre todo por los «Otros» por antonomasia, según la ideología oficial: los habitantes de los guetos. Lo demuestra el hecho de que el material fotográfico que ha salido a la luz en los últimos años incluye también dos series realizadas por dos soldados alemanes en 1941 que pasaron su día libre en el gueto de Varsovia, con una diferencia de tan sólo unos meses. Las presentamos aquí a partir de la selección que publicó One-way no hace mucho.
El operador de radio Willy Georg, de Münster, que nació en 1911 y por lo tanto se había alistado como «viejo soldado», era un consumado fotógrafo; y en el ejército también se ganaba algún dinero sacando fotografías a sus compañeros con su Leica. En el verano de 1941, cuando su unidad estaba estacionada en Varsovia, uno de sus oficiales le otorgó un pase y le pidió que entrara en el gueto, entonces cerrado, y tomara fotos de lo que allí viera. Georg había gastado cuatro rollos de película y empezaba con el quinto cuando la policía militar alemana lo detuvo. Le confiscaron la película que estaba en la cámara pero por suerte no le revisaron los bolsillos antes de escoltarlo afuera del gueto. Georg reveló los cuatro rollos una vez en Varsovia y conservó las fotos durante cincuenta años junto a sus otras imágenes de la guerra. A finales de la década de los 80 conoció a Rafael Scharf, de Londres, un investigador de temas judío-polacos a quien entregó todas sus fotos. Fueron publicadas en 1993 en el libro In the Warsaw Ghetto: Summer 1941.
Otro fotógrafo del gueto de Varsovia, el sargento Heinrich Jöst —en la vida civil propietario de un hotel— gozaba su día libre de la unidad estacionada en Varsovia el 19 de septiembre, día de la ocupación de Kiev, y fue a pasarlo enteramente tomando fotos en el gueto. También es posible —incluso probable— que acudiera allí en más de una ocasión, pues en un solo día tal vez no habría sido suficiente para las ciento sesenta imágenes tomadas en lugares distintos. Sus fotos no son tan profesionales como las de Georg pero arrojan una mirada mucho más cercana a la miseria de los guetos, al hambre y las fosas comunes. Un año antes de su muerte, en 1982, Jöst entregó las fotos al periodista alemán Günther Schwarberg, quien también dio una copia a la Yad Vashem, en Israel. Se exhibieron y también las incluyeron en su página web (aunque allí se atribuyen erróneamente al criminal de guerra Heinz Jost). Günther Schwarberg publicó las imágenes en forma de libro en 2001, con el título In the Ghetto of Warsaw: Heinrich Jöst’s Photographs.
Estoy leyendo ahora mismo el libro de Mila 18 y quería ver un poco las condiciones del gueto de Varsovia. En fin, una vez estuve en Auswitz. No debemos dejar que esto pase de nuevo, pero tampoco se debe ver como algo correcto lo que hace Israel con Palestina.
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