Lesko, sinagoga sefardí




Si atravesamos la frontera entre Eslovaquia y Polonia por el paso de Dukla y giramos a la derecha a la primera oportunidad, llegamos a Lesko recorriendo durante unos cincuenta kilómetros una hermosa carretera de montaña entre los montes Beskides.


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La ciudad de cinco mil habitantes se asienta en el extremo sudeste del país. Desde este punto en adelante, la carretera conduce solo a los románticos montes Bieszczady, hasta la frontera ucraniana. Sin embargo, antes de la guerra pasaba por aquí la carretera a Lwów, desde Cracovia, a través de Krosno, o desde Bártfa/Bardejov por el paso de Dukla. Aquí, o en la cercana Sanok, cruzaban los comerciantes el río San. En el siglo XVI Lesko se convirtió en un importante centro comercial y artesano.


En 1436 la zona quedó en manos de Jan Kmita, señor de los castillos de Przemyśl y Lwów, y la ciudad todavía ostenta su escudo de armas. El abuelo de Kmita fue señor del castillo de Cracovia, y sus descendientes desempeñaron también cargos señalados: gobernadores de Cracovia, Belz, Sandomierz o Rutenia. La comunidad judía de Lesko prosperó bajo su patrocinio.




La situación económica y social de los judíos en la Polonia de los siglos XVI y XVII, escribe Heiko Haumann en Das Geschichte der Ostjüden (1998), era incomparablemente mejor que en ningún otro lugar de Europa. Se convirtieron en el punto de enlace entre los nobles y los labradores, entre ciudad y campo. Tenían virtualmente el monopolio de la administración de las propiedades de la nobleza y el control práctico del resto de actividades económicas —compra de grano,  mantenimiento de las posadas, venta de bienes manufacturados a los campesinos... Un dicho común de los nobles polacos es revelador: «Un noble polaco no está completo sin un judío»; mientras que la opinión que tenían los judíos la resume bien el gran estudioso del Talmud del siglo XVI Mose Isserles, de Cracovia: «Un solo medrugo de pan es mejor en esta región donde el odio no cae sobre nuestras cabezas que cualquier riqueza en las provincias alemanas».



Una peculiaridad de la comunidad judía de Lesko —en yidis Linsk— es que no eran askenazíes llegados de Alemania, sino sefardíes hispanohablantes, una verdadera rareza en Polonia. Más tarde la ciudad se hizo también centro de otras comunidades judías, ante todo jasídicas, y aquí nació Naftali Cvi, el rabino de Ropshitz, antepasado de seis dinastías jasídicas. La tumba de su padre, el rabino local, en el cementerio de Lesko todavía la visitan peregrinos que depositan sobre su lápida kvittles, notas con peticiones y ruegos.



Cada comunidad tenía su propia sinagoga. Todas fueron destruidas en 1942. Solo la sinagoga sefardí ha sobrevivido.




La sinagoga sefardí se erigió entre 1626 y 1654 en un estilo manierista extendido por toda Polonia. Su fachada, tras el vestíbulo de ingreso, se completa con una torre redonda que, según documentos históricos, se usó como prisión para los judíos —pues la autonomía de la comunidad incluía también la prerrogativa de jurisdicción interna. Su arca de la Torá labrada se elaboró según el modelo del arca de la Sinagoga de la Rosa de Oro de Lwów. En 1942 fue destruida juntamente con todo el mobiliario. Hoy, solo viendo las fotos de archivo podemos hacernos cargo su antigua vitalidad.


En la fachada de la sinagoga, un versículo del Libro del Génesis (28:17) proclama: ¡Cuán espantoso es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo:

מה־נורא המקום הזה אין זה כי אם־בית אלהים וזה שער השמים׃




La frontera germano-soviética trazada en 1939 por el pacto Molotov-Ribbentropp seguía el río San. Lesko cayó del lado soviético. Su población judía, que era el 60% de la ciudad y el 10% de los alrededores, solo sería deportada desde mediados de 1941, tras la invasión alemana de la Unión Soviética. Se estableció en la ciudad un gueto de confinamiento y sus moradores, a fines de 1942, fueron conducidos al campo de exterminio de Belżec.

Detalle del mapa que representa las deportaciones de judíos en Polonia en 1942. Los rectángulos
con una estrella indican guetos con más de dos mil personas, mientras la tumbas con una
estrella, lugares de masacres. Las líneas violeta marcan rutas de deportaciones

previas a mayo de 1942; las amarillas, posteriores a junio de 1942. Clic
en el mapa para verlo completo. Fuente: Wysiedlenia,
wypędzenia i ucieczki 1939-1959. Atlas ziem
Polski
(Atlas de las deportaciones,
exilios y emigraciones en
Polonia, 1939-1959)

Sus cenizas descansan ahora en esta tumba común del cementerio de Lesko.


נגזרנו לנו
העצמות האלה כל בית ישראל המה
Hemos sido cortados!
Todos estos huesos son la Casa de Israel.
(Ez 37:11)

Hoy no vive en Lesko ni un judío. La sinagoga la aprovechan como galería los artistas del vecindario. El cementerio —uno de los cementerios judíos más hermosos de la Polonia Oriental y del que pronto hablaremos— se ve invadido por una maleza que todo lo cubre. Las lápidas se van deshaciendo poco a poco.


Lesko, Sephardic synagogue




If you cross the Slovakian-Polish border at the Dukla Pass, and turn right at the earliest opportunity, you arrive to Lesko through a fifty kilometers long beautiful mountain road among the Beskides.


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The town with five thousand inhabitants lays in the south-eastern projection of the country. From here the road leads only to the romantic Bieszczady mountains, up to the Ukrainian border. However, before the war here passed the road to Lwów from Cracow through Krosno or from Bártfa/Bardejov through the Dukla Pass. The merchants crossed the San river here or in the nearby Sanok. By the 16th century Lesko became an important center of trade and craftmanship.


In 1436 the place got into the possession of Jan Kmita, Castellan of Przemyśl and Lwów, and the town still bears his coat of arms. Kmita’s grandfather was Castellan of Cracow, and his descendants also bore important offices, being Governors of Cracow, Belz, Sandomierz or Ruthenia. The Jewish community of Lesko prospered under their patronage.




The economic and social situation of the Jews in 16th and 17th-century Poland, writes Heiko Haumann in Das Geschichte der Ostjüden (1998), was incomparably more favorable than anywhere else in Europe. They became the connecting link between nobles and peasants, city and province. They virtually had the monopoly of the administration of the noble estates, and every other key economic activity – buying up grain, inn-keeping, sale of manufactured goods to the peasants – was in their hands as well. A common saying of the Polish noblemen had it: “A Polish nobleman is not complete without a Jew”, while the opinion of the Jews is summarized by the great 16th-century Talmud scholar Mose Isserles of Cracow: “One single slice of dry bread is better in this region where hatred does not dash over our heads than any amount in the German provinces.”



A speciality of the Lesko – in Yiddish Linsk – Jewish community was that they were not Ashkenazis immigrating from Germany but Spanish-speaking Sephards, a rarity in Poland. Later the town became a center for other Jewish communities as well, first of all for Hassids, as here was born Naftali Cvi, the Rabbi of Ropshitz, forefather of six Hassidic dynasties. The tomb of his father, the local rabbi in the cemetery of Lesko is still being visited by several pilgrims who leave on it kvittles, notes with requests.



Each community had its own synagogue. The others, however, were all destroyed in 1942. Only the Sephardic synagogue has survived.




The Sephardic synagogue was built between 1626 and 1654 in the Mannerist style widespread all over Poland. Its facade behind the entrance hall is complemented by a round tower which, according to historical documents, was used as a prison for Jews – as the autonomy of the community also included the right of internal jurisdiction. Its carved Torah ark was made on the model of that of the Golden Rose synagogue of Lwów. However, in 1942 it was destroyed together with the complete furniture. Today only archive photos bear witness to its former conditions.


On the facade of the synagogue a verse taken from the Book of Genesis (28:17) announces: How dreadful is this place; it is but the house of God and the gate of heaven:

מה־נורא המקום הזה אין זה כי אם־בית אלהים וזה שער השמים׃




The German-Soviet border drawn in 1939 by the Molotov-Ribbentrop Pact followed the San river. Lesko fell to the Soviet side. Its Jewish population which was 60% of the city and 10% of its surroundings, was thus only deported from the middle of 1941, after the German invasion of the Soviet Union. A collecting ghetto was established in the town, whose inhabitants by the end of 1942 were taken to the extermination camp of Belżec.

Detail of the map representing the deportations of Jews in Poland in 1942. The rectangles with
a star indicate ghettos with more than two thousand people, while the tombstones with a
star the places of massacres. The violet lines mark the routes of the deportations

before May 1942, the yellow lines those after June 1942. By clicking on
the picture you can see the whole map. Source: Wysiedlenia,
wypędzenia i ucieczki 1939-1959. Atlas ziem
Polski
(Atlas of the deportations,
exiles and emigrations in
Poland, 1939-1959)

Their ashes now lay in a common grave in the cemetery of Lesko.


נגזרנו לנו
העצמות האלה כל בית ישראל המה
We are cut away!
These are the bones, all the house of Israel.
(Ez 37:11)

No Jew lives in Lesko today. The synagogue is a gallery for the artists of the neighborhood. In the cemetery – one of the most beautiful Jewish cemeteries of Eastern Poland, about which we will soon write –, overgrown by hip deep weed, the tombstones are slowly perishing.