J[esus] + M[aría]
Día 20 de enero
festividad de los santos Fabián y Sebastián, mártires
hacer cada día los siete actos de amor al prójimo
dejar de una vez el vino
rezar para alejar el hambre, la peste y la guerra
Día 20 de enero
festividad de los santos Fabián y Sebastián, mártires
hacer cada día los siete actos de amor al prójimo
dejar de una vez el vino
rezar para alejar el hambre, la peste y la guerra
No sabemos si esta nota es una lista de las penitencias impuestas por el confesor o un recordatorio de tareas ascéticas para uso personal que, de haberse escrito hoy, tal vez iría a adherirse con un imán en la puerta de la nevera.
Debe ser más bien lo segundo, pues no se trata de obligaciones claramente penitenciales —y menos teniendo en cuenta las costumbres de la época—. La más dura, ciertamente, es «semel relinquere vinum», pero suena como un vago deseo de dejar de beber demasiado y, de hecho, también podría traducirse por «dejar de beber vino una vez al día». Mal momento ha elegido este buen hombre para enunciar sus propósitos, pues la fiesta de san Sebastián en Palma significa beber vino para acompañar todo tipo de carne a la brasa, hecha en los fuegos callejeros. ¿O quizá la escribió al poco de acabar la fiesta, al dictado de su mala conciencia?
Por el libro donde la encontramos y el tono general que tiene, esta nota pudo haber sido escrita, para sí mismo, por un clérigo mallorquín del s. XVII. Sacerdotes mallorquines. Grabado de Die Balearen, del Archiduque Luis Salvador de Austria.
Con todo, las oraciones (contra las tria mala Davidica —las tres plagas de David—, Salmos, 91.5-6) sí que cuadran con la fiesta del patrón de Palma que una vez libró a la ciudad de la peste. San Sebastián suele estar presente en este tipo de rogativas, y en las columnas votivas de las ciudades de Centroeuropa, normalmente en compañía de san Roque.
Estampa protectora de la peste, con las figuras de la Santísima Trinidad, santa María «Stella maris», san Sebastián, santa Rosalía, san Roque y la llamada Cruz de Zacarías. Győr (Hungría), c. 1710. De Zoltán Szilárdfy, Barokk szentképek Magyarországon (Imágenes sagradas del Barroco en Hungría, 1984).
Pero la sangre fenicia que corre por Mallorca también se revela en esta nota. En su reverso alguien ha hecho una suma apresurada donde se diría que el 15 ha sido hábilmente escamoteado de un total que debería dar 495 y no 480 (ignoramos los signos de arriba, pues no parecen formar parte del cálculo).
En ocasión de la fiesta de san Sebastián, deseamos felicidad a todos, todo tipo de bendiciones, una conveniente dosis de ascetismo y que haya siempre abundante vino de esta isla para todos los mercaderes fenicios, piratas púnicos, honderos descalzos, orfebres y cartógrafos judíos, curtidores árabes, sin olvidar a los chinos descendientes de aquellos marinos de la flota del almirante Zhen He que recalaron en Sineu en 1421.
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