Tiflis (desde 1936 Tiflis/Tbilisi), «la joya del Cáucaso», que había pertenecido durante siglos a la esfera de la cultura persa y cayó bajo soberanía rusa solo en 1801, con su población mixta de armenios, azeríes, georgianos, persas, rusos, alemanes y franceses —sobre lo cual también escribiremos más adelante— fue hasta 1917 un puente cultural, político y comercial único entre Rusia, Europa occidental y Oriente Medio. Hemos mencionado que la revista satírica Molla Nasreddin, que inspiró a un gran número de publicaciones similares desde Teherán hasta Bucarest, fue fundada por un redactor jefe azerí iraní, ilustrada por dos caricaturistas locales alemanes y editada por un consejo internacional en turco (azerbaiyano) y, a veces, incluso en ruso en Tiflis, entre 1906 y 1917. Las raíces de Ermakov eran igualmente complejas. Su padre, Luigi Cambaggio, era un arquitecto italiano, y su madre una conocida pianista de una familia austro-georgiana, que más tarde adoptó, junto con su hijo Dmitri, el apellido de su segundo marido, ruso.
Ermakov se graduó en la academia topográfica militar de Ananuri, a cien kilómetros al norte de Tiflis. Allí se inició en la práctica de la fotografía, que en la década de 1860 ya formaba parte del plan de estudios de las academias militares. Poco después, a comienzos de los años setenta, abrió su propio estudio fotográfico en Tiflis, en la Dvortsovaya, que para entonces se había convertido en la calle de los fotógrafos. Fue allí donde, en 1846, solo siete años después de la invención de la fotografía, Henrik Haupt abrió el primer estudio de Georgia, y donde también funcionó el estudio «Rembrandt», propiedad del mayor fotógrafo georgiano de la época, A. Roinashvili. Lo más probable es que Ermakov se hiciera cargo de un estudio ya establecido, el de Ivanitsky, abierto en 1863
Poco después de la apertura del estudio, Ermakov ya era miembro de la Société Française de Photographie, la sociedad de fotografía más prestigiosa de Europa. No sabemos quién lo propuso para ingresar en esta sociedad, que tenía una política de admisión estricta. Lo cierto es que para la Bienal de París de 1874 Ermakov envió 17 fotografías, todas de la ciudad costera turca de Trebisonda (Trabzon) en el Mar Negro. Quizá por entonces ya tuviera allí también un estudio, puesto que de esa región y de ese periodo se han conservado muchas fotos suyas.
Hacia finales de la década de 1870 se le consideraba un fotógrafo de renombre. Ganó premios en numerosas exposiciones en Moscú, Italia, Turquía y Persia. Fotografió con regularidad en la corte persa y a muchas familias aristocráticas del país, y recibió el título de fotógrafo de la corte del sha de Persia.
«En la galería de la corte del sha de Persia hay un gran número de pinturas que representan al propio sha: en su mayoría, obras mediocres. Estos días, sin embargo, hemos tenido ocasión de ver un gran retrato de medio cuerpo del sha, pintado por el artista tiflisense señor Kolchin a partir de una fotografía del señor Ermakov. Quien haya visto antes algún retrato de los señores Kolchin, Shishkov, Korganov o Penchinsky, no se sorprenderá de la brillante calidad de este retrato. Pronto, este cuadro será entregado a la corte de Teherán, donde, al parecer, será la primera obra rusa de arte.»
—así decía en 1884 el periódico de Tiflis Kavkaz. Esta noticia arroja una luz interesante sobre una aplicación típica de la fotografía a fines del siglo XIX: servía como modelo para retratos pintados, ahorrando largas horas de posado al modelo. Ermakov incluso compartió por un tiempo un taller con Piotr Kolchin en Tiflis, del mismo modo que uno de los grandes fotógrafos de Estambul, Pascal Sébah, hacía fotografías de modelos para el pintor otomano de moda Osman Hamdi Bey.
La reputación y formación militar de Ermakov le valieron ser nombrado fotógrafo oficial del frente caucásico en la guerra ruso-turca de 1877-78. Como sus fotos fueron consideradas documentación militar, no estuvieron disponibles durante más de un siglo. Los Archivos Nacionales de Georgia publicaron algunas de ellas solo a finales de la década de 1990.
La pasión y especialidad de Ermakov, sin embargo, era la fotografía etnográfica. Realizó largos viajes a los valles más remotos del Cáucaso, en Asia Central y en Anatolia, donde fue el primero en fotografiar a los habitantes de aldeas de diferentes nacionalidades.
Teniendo en cuenta las exigencias de la tecnología de la época —una enorme cámara, grandes y delicadas placas de vidrio, generalmente de 50×60 cm, las preferidas por Ermakov, y un cuarto oscuro móvil—, estas excursiones eran auténticas expediciones, con caravanas de mulas y tiendas para acampar. Además, la mayor parte del tiempo se cruzaban terrenos montañosos donde ni siquiera organizar una expedición militar resultaba sencillo.
La fotografía etnográfica no era solo una pasión, sino también una buena inversión comercial para Ermakov. Para los círculos sociales de San Petersburgo y Moscú, el Cáucaso era, desde Pushkin y Lermontov, el Oriente exótico, la tierra de la simplicidad noble y sin corromper, de la extrañeza misteriosa, del mismo modo que lo era el norte de África para los artistas europeos contemporáneos. La inimaginable diversidad étnica del Cáucaso se había ilustrado desde principios de siglo en numerosos álbumes grabados y litográficos para el público ilustrado. Con el tiempo, Ermakov llegó a publicar ciento noventa y dos álbumes con sus propias fotos sobre los grupos étnicos, las aldeas y ciudades, caminos y monumentos del Cáucaso. En su catálogo impreso se promocionaba ya, a comienzos del siglo XX, como autor de un asombroso archivo fotográfico de 25.000 piezas.
Sin embargo, lo que más llama la atención hoy a un espectador de las fotos de Ermakov es su visión del modelo no como curiosidad etnográfica sino como persona; una atención que suspende la distancia de tiempo y cultura y establece una conexión entre nosotros y el modelo; una sensibilidad que ha sido privilegio de pocos fotógrafos, entonces como ahora.
Tras la muerte de Ermakov en 1916, todo aquel vasto material fotográfico fue adquirido por la Universidad de Tiflis, desde donde pasó más tarde al Museo Estatal de Tbilisi. Las décadas siguientes no fueron favorables a su publicación. No se elaboró ni un solo álbum, monografía ni exposición importante, hasta donde pude investigar. Algunas de las fotos que había vendido a Occidente se exhibieron finalmente en la década de 1990, pero no conozco ningún catálogo de las mismas. Sus álbumes originales son una rareza incluso en las grandes bibliotecas. Solo conocemos unos centenares de su legado de varios miles de fotografías. Cuando se dé a conocer en su totalidad, será una gran revelación.
The son of Ermakov, the first Russian psychoanalyst died in 1941 in prison as a victim of the Stalinist purges. Ermakov’s great-grandson lives today in Moscow. He is a designer and photographer, and a good photographer at that. In his blog he occasionally publishes some scanned photos from the heritage of his great-grandfather. This is one of the most important source of the pictures shown here.
El hijo de Ermakov, el primer psicoanalista ruso, murió en prisión en 1941 como víctima de las purgas estalinistas. El bisnieto de Ermakov vive hoy en Moscú. Es diseñador y fotógrafo, y buen fotógrafo además. En su blog publica ocasionalmente algunas fotos escaneadas de la herencia de su bisabuelo. Esta es una de las fuentes más importantes de las imágenes aquí presentadas.
Another important source is the collection of the New York Public Library, more precisely the legacy of George Kennan digitized by them. George Kennan was the first American in the 1870s to travel across the Caucasus, where he purchased lots of pictures from local photographers. They include some from Ermakov as well, sometimes marked with his name by Kennan, while in other cases their provenience is attested only by the characteristic captions printed in small Cyrillic. Most probably a number of other contemporary legacies also include photos purchased from Ermakov.
Another important source is the collection of the New York Public Library, more precisely the legacy of George Kennan digitized by them. George Kennan was the first American in the 1870s to travel across the Caucasus, where he purchased lots of pictures from local photographers. They include some from Ermakov as well, sometimes marked with his name by Kennan, while in other cases their provenience is attested only by the characteristic captions printed in small Cyrillic. Most probably a number of other contemporary legacies also include photos purchased from Ermakov.
Otra fuente importante es la colección de la Biblioteca Pública de Nueva York, más precisamente el legado de George Kennan que han digitalizado. George Kennan fue el primer estadounidense que, en la década de 1870, viajó a través del Cáucaso, donde compró muchas fotos a fotógrafos locales. Entre ellas se incluyen algunas de Ermakov, a veces identificadas con su nombre por Kennan, mientras que en otros casos la procedencia se reconoce por sus características leyendas impresas en minúsculas cirílicas. Lo más probable es que también otros legados contemporáneos incluyan fotos compradas a Ermakov.
Una tercera fuente es la página de Rolf Gross, quien en la década de 1980 dio clases en Tbilisi. Al hacerse amigo del director del museo, recibió algunas copias de prueba de fotos de Ermakov hechas para exposiciones y calendarios locales, que de otro modo habrían acabado en el cesto de papeles. Ahora, después de veinte años, las ha publicado en Internet. Una parte de ellas se conoce por otras vías, pero unas veinte imágenes fueron publicadas originalmente por él.
Hemos intentado situar en el siguiente mapa del Cáucaso las casi trescientas fotos de Ermakov que logramos recopilar, pero esto es más un trasfondo evocador que una localización precisa, pues la mayoría de las fotos disponibles son de Tiflis. Y aun las escenas representadas en la mayor parte de ellas ya no existen. El bazar, la mezquita chií, el famoso puente del Maidan, los edificios más bellos y característicos del viejo Tiflis fueron todos destruidos. Hoy solo se puede encontrar la atmósfera de las fotos de Ermakov en el barrio de Avlabari, del cual, sin embargo, no tenemos muchas imágenes suyas. Del viejo Tiflis, no obstante, sí tenemos una gran colección de fotos, tanto de él como de otros. Nos gustaría publicarlas vinculando cada una al punto respectivo en un mapa finisecular de la ciudad, reconstruyendo de este modo el viejo Tiflis que desapareció.
J. Grassl: Karte des Kaukasischen Isthmus, 1856. • Vista general (5 MB) • Original (21 MB)
Desde que publicamos esta entrada, han ido apareciendo en la red más fotos de Ermakov. No las publicamos en el mapa anterior, sino abajo en forma de mosaicos que iremos ampliando a medida que se encuentren imágenes nuevas.
Hemos intentado situar en el siguiente mapa del Cáucaso las casi trescientas fotos de Ermakov que logramos recopilar, pero esto es más un trasfondo evocador que una localización precisa, pues la mayoría de las fotos disponibles son de Tiflis. Y aun las escenas representadas en la mayor parte de ellas ya no existen. El bazar, la mezquita chií, el famoso puente del Maidan, los edificios más bellos y característicos del viejo Tiflis fueron todos destruidos. Hoy solo se puede encontrar la atmósfera de las fotos de Ermakov en el barrio de Avlabari, del cual, sin embargo, no tenemos muchas imágenes suyas. Del viejo Tiflis, no obstante, sí tenemos una gran colección de fotos, tanto de él como de otros. Nos gustaría publicarlas vinculando cada una al punto respectivo en un mapa finisecular de la ciudad, reconstruyendo de este modo el viejo Tiflis que desapareció.
Desde que publicamos esta entrada, han ido apareciendo en la red más fotos de Ermakov. No las publicamos en el mapa anterior, sino abajo en forma de mosaicos que iremos ampliando a medida que se encuentren imágenes nuevas.
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