La edición del 2 de mayo de 1945 del News Chronicle está considerada una de las «15 portadas de periódico más inolvidables jamás impresas».
Un tópico inmarcesible de cierta ciencia-ficción —o historia-ficción— de baja estofa es el de la supervivencia del Führer al final de la guerra y su existencia posterior desapercibida: como honrado burgés en Argentina o Brasil, como prisionero del KGB en las cárceles soviéticas o, incluso, como urdidor de un regreso triunfal desde alguna base militar escondida. Sin embargo, el siguiente documento fotográfico debería liquidar todas estas estúpidas fabulaciones. Adolf Hitler murió, sin la menor duda, y está bien enterrado. Concretamente bajo una losa vertical en el cementerio judío de Bucarest desde el 26 de octubre de 1892.
Aici se odichneşte remăşiţele mortuare ale reposatului
ADOLF HITTLER
încetat din viaţă la 26 octombrie 1892, în etate de 60 de ani.
Rugaţi-vă pentru dânsul
Aquí yacen los restos mortales de
ADOLF HITTLER
fallecido el 26 de octubre de 1892, a la edad de 60 años.
Rogad por él
La sorprendente noticia fue aireada hace unas semanas por el portal 20minutos.es, y de momento solo se ha difundido por las webs españolas. Desde esta información, con todo, no fue difícil dar con la fuente. Era una entrada del 29 de julio del excelente blog en español publicado en Bucarest Un vallekano en Rumania, que se hacía eco del artículo del pasado 12 de octubre publicado en rumano en el portal frontpress.ro.
A su vez, el portal rumano remitía al libro Filantropia, un cimitir plin de viaţă (Filantropía, un cementerio lleno de vida) del hebraísta rumano Marius Mircu (1909-2008), sobre Filantropía, cementerio askenazí que es el mayor cementerio judío de Bucarest. (Los judíos sefardíes tienen su propio cementerio, el Giurgiului, y hasta el Holocausto hubo allí también un tercer cementerio instaurado en el siglo XVII en la carretera de Sebastopol. Se le puede echar un rápido vistazo en la web Metropotam dedicada a la historia de Bucarest). Según esta referencia, un empleado del cementerio judío dio con esta lápida por casualidad al limpiar la maleza que la cubría, en 1940, durante el régimen fascista de Antonescu, y temeroso de las posibles consecuencias, machacó la inscripción rumana dejando solo la hebrea. Hubo que esperar a 1987 para que el rabino de Bucarest Moses Rozen ordenara que la leyenda fuera restaurada.
El portal rumano sostiene que en Bucarest no había ninguna familia de nombre Hittler, y que Adolf Hittler tuvo que haber emigrado desde la antigua provincia austriaca de Bucovina. Además, suponen que la palabra no era el apellido del difunto sino más bien su profesión. Es decir, una versión corrupta del alemán «Hüttler», sombrerero. Esta presunción, no obstante, es poco verosímil por una serie de razones. ¿Por qué iba alguien a escribir en alemán la profesión del fallecido en un texto rumano, usando un término arcaico en lugar del moderno «Hutmacher» y, encima, en una forma corrupta, como apellido, por puro error?
Pero la entrada de 20minutos.es va más lejos y cuenta que Marius Mircu descubrió en los archivos de Bucarest que Adolf Hittler había sido un sombrerero que hasta tenía un taller y una sastrería en Bucarest. Si Mircu realmente afirmó tal cosa, lo imposible es comprobar cuándo. De hecho, su libro es de una rareza tal que, aparte de los artículos sobre esta tumba, solo encontramos otras dos ocurrencias en toda la Red. Se publicó en 2001 en Bacău, en la editorial Egal, y tan solo hemos podido localizar tres bibliotecas que lo posean: la Biblioteca del Congreso (con una errata en el lugar de publicación), la British Library y la Biblioteca Nacional de Jerusalén. Két Sheng intentará obtenerlo por intercambio interbibliotecario, pero hasta que lo consiga permaneceremos a oscuras sobre la fuente de informacón acerca de las actividades como sombrerero de Hittler.
Solo entre paréntesis, esto nos recuerda que en las librerías de Transilvania, a la vista de la multitud de títulos locales o privados siempre nos preguntamos cuántos de estos libros llegarán a las bibliotecas públicas, dónde podrán acceder a toda esta variopinta y excitante información los extranjeros como nosotros si no es visitando regularmente esas tiendas que almacenan un tesoro de cultura local. Seguramente en ningún sitio, como ocurre con el estudio de Mircu.
Pero busca y encontrarás, aunque a veces no exactamente lo que buscabas. Un mes más tarde de la publicación de frontpress.ro la noticia fue más o menos repetida en inpolitics.ro. Pero ellos añadían una imagen sin más comentarios. Obviamente había sido tomada de un viejo periódico que también publicaba el siguiente texto junto con la foto:
Mormântul lui Adolf Hittler din Bucureşti Evreii americani comentând atitudinea dictatorului german faţă de cetătenii de rassă semită, au emis părerea că Hitler trebue să fie evreu, deoarece in decursul istoriei cei mai mari asupritori ai israeliţilor au fost renegati. Astfel o pildă printre cele mai ilustre o alcătueşte marele inchizitor Torrequemada, care era evreu botezat. In consecinţă americanii au făcut apel la comunităţile evreeşti din toată lumea să cerceteze dac’a existat o familie austriacă, Hitler, înrudită cu cancelarul german. Un evreu bătrân din Alexandria (Egipt) şi-a amintit c’ar fi cunoscut în România cu patru cinci decenii in urmă pe un oarecare Hitler. S’a adresat rabinului dr. Niemerower din Bucureşti, care de fapt a găsit în cimitirul Filantropia un mormânt datat 26 Octombrie 1892 şi a cărui piatră funerară o reproducem în ilustraţia noastră. (*) Mormântul e ai lui Adolf Hittler, supus austriac. El a venit în România din părţile Poloniei de azi şi s’a angajat cu portar la hotelul Boulevard. E probabil că nu există nici o legătură intre decedatul Adolf Hittler şi cancelarul german. Oricum insă, se dovedeşte că numele Hitler poate fi şi un nome evreesc şi că ipoteza ca în vinele cancelarului german să existe sânge semit, nu este exclusă. Dealtminteri aceasta n’ar avea absolut nici o importanţă. *) Mormântul poartă no. 9 şi se găseşte în rândul al 18-lea. Se găseşte în locul unde sunt îngropaţi săracii. | Tumba de Adolf Hittler en Bucarest Judíos americanos, comentando la actitud hacia la raza semita del dictador alemán, han lanzado la opinión de que Hitler debe ser judío, porque en el curso de la historia los mayores opresores de los israelitas han sido siempre renegados. Uno de los ejemplos más ilustres es el Gran Inquisidor Torquemada que fue un judío bautizado. Los americanos han pedido a las comunidades judías internacionales que investiguen si existe alguna familia austríaca [judía] de nombre Hitler relacionada con el Canciller alemán. Un anciano judío de Alejandría (Egipto) recordó que cuatro o cinco décadas atrás conoció a un tal Hitler en Rumanía. El dato dirigió las pesquisas hacia el Dr. Niemerower, rabino de Bucarest que, en efecto, encontró en el cementerio Filantropía una tumba de 26 de octubre de 1892 cuya lápida reproducimos en la ilustración (*) La tumba es del individuo austríaco Adolf Hittler, que vino de Polonia a Rumanía y trabajó como portero del Hotel Boulevard. Puede que no haya conexión entre el difunto Adolf Hittler y el Canciller alemán. Pero, como parece que Hitler puede ser un nombre judío, no se excluye que corra algo de sangre judía por las venas del Canciller germano. Con todo, esto carece por completo de importancia. *) La tumba lleva el número 9 y se encuentra en la parcela 18. Está en la zona donde se entierra a los pobres. |
¿Cuál era la fecha de este artículo? La mención de Hitler como Canciller alemán y las no más de cuatro o cinco décadas pasadas desde la muerte de Hittler apuntan a los años 30 o 40. La referencia a Niemirower estrecha aún más los límites de la datación. El gran reformador, rabino principal, miembro del senado rumano y líder espiritual de todos los judíos de la Rumanía pre-bélica murió el 18 de noviembre de 1939. Por tanto, el artículo tuvo que publicarse en algún momento de la segunda mitad de los años 30, en el ambiente relativamente antigermánico que se respiraba bajo el rey Carlos, antes de la crisis interna producida por la anexión soviética de Besarabia y Bucovina del norte, y de la restitución del norte de Transilvania a Hungría en 1940, factores que abrieron el camino al poder al pro-germano Antonescu. Bajo el nuevo régimen, que organizó pogroms que provocaron la muerte de casi cuatrocientos mil judíos en Rumanía y en los territorios soviéticos invadidos por el ejército rumano (incluida Odesa), habría sido imposible escribir sobre el Führer en un tono tan frívolo. Y es muy probable, contrariamente al relato de Mircu, que la lápida no fuera hallada por casualidad por un empleado del cementerio, sino que los judíos de Bucarest intentaran deliberadamente eliminar la provocativa inscripción de la tumba que años antes había recibido cierta atención y publicidad en artículos similares al que hemos reproducido.
Una mirada más próxima a la antigua imagen de la tumba prueba lo concienzudo de su trabajo.
Esta lápida se parece a la que vemos en las fotos modernas solo en sus rasgos principales. Parece que no solo las letras rumanas sino toda inscripción y decoración fue machacada y luego se cinceló de nuevo en 1987. El contenido del texto rumano no se cambió, pero sí la tipografía, así como el símbolo de la parte superior, que fue transformado en un bajorrelieve mucho menor y coronado por una estrella de ocho puntas. El texto original hebreo de tipografía clásica fue también cincelado nuevamente con una calidad inferior, aunque su contenido se mantuvo idéntico:
איש יקר הר
אברהם אליהו
במוה' שמואל
נפ' ביום כ' חשון התרנג
ת'נ'צ'ב'ה
El preciado hombre, rabino
Avraham Eliyahu,
hijo de nuestro maestro, el rabino Shmuel.
Falleció el 20 de Heshwan 5653.
Que su alma se una al haz de la vida.
20 de Heshwan 5653 corresponde a 10 de noviembre de 1892. En efecto, Rumanía solo cambió al calendario gregoriano en 1919, y en el calendario juliano la fecha hebrea puede ser 26 de octubre. Pero según la inscripción el difunto era un rabino e hijo de rabino. ¿Vio Marius Mircu esto? Y si así fue ¿cómo casa el dato con una presunta profesión de sombrerero? ¿Y con el trabajo de portero en el Hotel Boulevard? Cuanto más avanzamos en nuestra investigación, más confusa se torna. «Adolf Hittler quizá vivió una vida hermosa», podríamos decir con el juego de palabras de una popular novela húngara de la época, «pero tuvo una muerte plena de avatares».
1 comentario:
Ci sono così tante vite che si sfiorano e si assomigliano e si camminano accanto, allontanandosi e divenendo diverse solo per un sì o per un no, per un nord o per un sud, per un cognome con una “t” o con due. Tutti saremmo diversi, se un tal giorno avessimo preso una decisione differente o se qualche incaricato all’anagrafe avesse scritto in modo sbagliato il nostro nome.
Non vi capita mia di svegliarvi di notte e di vedere per un momento, ai piedi del letto, nel corridoio, appoggiate alle porte delle altre stanze, delle ombre che subito scompaiono? Sono le persone che avremmo potuto essere, sono le vite che avremmo potuto vivere con un sì al posto di un no. Tutte queste vite possibili e non vissute ci seguono per sempre, restando un passo appena dietro di noi.
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