Santa Ninó y la luz mística

Muro exterior del monasterio de Samtavro, frente a la antigua celda de Santa Ninó

—«¿Mis ojos están oscurecidos, y vosotros veis la luz?» Ellos respondieron: «Brillante la vemos, la luz del sol.»

Santa Ninó (წმინდა ნინო) (Kolastra ca. 296 – ca. 338), tan venerada por la Iglesia Ortodoxa Georgiana, goza de dos festividades al año. La primera en pleno invierno, el 27 de enero, y la segunda es hoy, 1 de junio.

Santa Ninó llegó desde Constantinopla a Georgia (o, como entonces se llamaba, Iberia) para predicar la fe cristiana y convertir al país. Según la tradición, era originaria de la ciudad capadocia de Kolastra, y algunas fuentes la consideran pariente de San Jorge. Se le atribuye la conversión de la reina Nana y, más tarde, del rey Mirian III de Iberia.

Imagen de Santa Ninó en la iglesia de un pueblo del sur de Georgia

«Yo veo, hija mía, que tu fuerza es igual a la fuerza de una leona, que ruge más fuerte que cualquier otro animal de cuatro patas; o como un águila hembra, que vuela más alto que el macho y abarca en la pupila de su ojo toda la tierra como una pequeña perla, y como fuego, busca alimento para sí misma, y al ver el alimento, pliega sus alas y se abalanza sobre él. ¡Sea tu vida así, guiada por el Espíritu Santo!» (ქართლის ცხოვრება –Kartlis Tskhovreba–, 47).)

Según la tradición, el rey, mientras cazaba en un bosque profundo y oscuro, perdió el camino, y solo lo encontró después de orar al «Dios de Ninó».

«Cuando el rey Mirian salió a cazar en un bosque, el sol se oscureció a plena luz del día, y cayó tiniebla sobre la tierra. El rey invocó desesperadamente a sus dioses Armaz y Zaden, pero en vano. Entonces recordó al Dios crucificado de Ninó, y pidió su ayuda, y hubo luz. El Dios de Ninó devolvió la luz al sol.» La versión de este relato hecha por el monje Arsen añade: «De repente, la oscuridad cayó sobre el rey Mirian, que cayó al suelo y no pudo continuar su camino. Sus compañeros de caza seguían viendo la brillante luz del sol y prosiguieron, pero el rey quedó paralizado, atrapado por una extraña ceguera, y fue presa del terror y del miedo a la muerte.»

La escena de la caza en el Santo Pilar de la catedral de Mtsjeta

Como en la Divina Comedia de Dante, con el bosque oscuro se representa una vida (y el reino de Kartli/Iberia) que carece de la luz de Cristo, simbolizada en el sol. El rey Mirian y su reino habían vivido hasta entonces en la oscuridad, confiando en falsos dioses.

La conversión a la luz verdadera les permite ver el sol a medianoche, «el sol de la verdad en medio de la noche»

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita.

Ahi quanto a dir qual era è cosa dura,
esta selva selvaggia e aspra e forte,
che nel pensier rinova la paura!

Tant’è amara che poco è più morte;
ma per trattar del ben ch’i’ vi trovai,
dirò de l’altre cose ch’i’ v’ho scorte.

Io non so ben ridir com’i’ v’intrai,
tant’era pien di sonno a quel punto
che la verace via abbandonai.
A mitad del camino de la vida
me hallé perdido en una selva oscura,
porque me extravié del buen camino.

Es tan difícil relatar cómo era
esta selva salvaje, áspera y ardua,
que al recordarlo vuelvo a sentir miedo.

Solo la muerte es más cruel y amarga;
pero antes de hablar del bien que hallé,
diré las otras cosas que ocurrieron.

No sé explicar muy bien cómo entré allí,
porque tenía mucho sueño cuando
abandoné la senda verdadera.

(Dante Alighieri, Inferno I, 1-12, traducción de José María Micó)

En el momento de su conversión, San Pablo también vio una luz brillante:

«Pero aconteció que yendo yo al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista, y lo miré. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.» (Hechos, 22:3-16)

«El que no era capaz de ver la luz en pleno día, llegó a verla en la oscuridad de la noche. […] Es la luz espiritual la que ilumina al sol real. Es la luz de este sol la que entra en la tierra de Kartli, el “reino del norte”, es decir, el reino carente del sol espiritual, oscurecido por el pecado, “cuyo velo cubre las cumbres más altas de sus elevadas montañas”.»

«Cerca de la ciudad de Urbnisi, [Santa Ninó] se encontró con gentes que adoraban dioses paganos: éstos personificaban el fuego, la piedra, la madera. Ella se unió a un grupo que iba a Mtsjeta, la gran ciudad y sede de los reyes, para vender sus mercancías y adorar al dios Armaz. “Lloré y oré a Dios” —dijo Ninó— “porque vi cómo este reino del norte está perdido, porque le falta la luz, y ha sido conquistado por la oscuridad.” […] Ninó, angustiada por este pueblo que vive en tinieblas, ora a su Dios, que se había hecho hombre para la salvación de los hombres, para que les muestre la luz verdadera.»

La celda de Santa Ninó en el antiguo jardín real de Mtsjeta, hoy del monasterio de Samtavro

La imagen de las montañas georgianas alude también a los lugares de culto y las estatuas idolátricas precristianos, que, vistas desde la perspectiva cristiana de la historia de la salvación, cubren con la niebla de la falsa fe.

Y así ocurrió:

«Cuando terminó su oración, un gran viento vino del oeste, se oyó un terrible trueno y aparecieron grandes nubes en el cielo, que comenzaron a moverse contra las estatuas idolátricas. La gente, sobrecogida por un gran terror, huyó. Las nubes se abrieron, y de ellas cayó granizo. Los ídolos fueron reducidos a polvo, y el viento esparció el polvo por las montañas. Solo permaneció intacto el rubí del casco de Armaz. Cuando la tormenta cesó, Santa Ninó lo encontró. Lo recogió y lo llevó a la antigua ciudad de Mtsjeta, que estaba destinada a convertirse en la cuna de la conversión. Así fue como se destruyeron el antiguo Kartli y sus antiguos dioses, aunque no del todo, pues los ídolos erigidos en las almas aún no habían sido destruidos.»

No es casualidad que, al inicio de su intento de convertir Kartli al cristianismo, Santa Ninó erigiera la primera cruz —hecha de madera de vid y atada con su propio cabello— en la alta montaña sobre Mtsjeta.

La «cruz de Santa Ninó» en las montañas del sur de Georgia, y la iglesia de Jvari (Santa Cruz) construida en el lugar de la primera cruz erigida por ella


Después de esto, hacia el año 327, el rey declaró el cristianismo como religión oficial. Así Georgia se convirtió en el segundo país cristiano (después del reino armenio, ca. 301)

«Mientras tanto, Santa Ninó fue al lugar donde había sido plantado el árbol sagrado, allí oró durante seis días por Kartli, y al séptimo regresó a Mtsjeta. Así repitió la obra de seis días de la creación, recreando un país moribundo. Al llegar, fue a vivir al jardín del rey. Era un jardín espléndido, con un árbol en medio y con aves que vivían en las ramas del árbol. Sin embargo, el verdadero sentido se reveló solo después de que Santa Ninó, inspirada por el Espíritu Santo, dio nombre a todas las criaturas del jardín. Así, el árbol se convirtió en el Árbol de la Vida, las aves en las Aves del Edén, que se bañan en el agua de la vida, se alimentan de la hierba de la vida y anuncian que el samotkhe se ha convertido en propiedad de Santa Ninó. En efecto, la antigua palabra georgiana სამოთხე significaba tanto jardín como paraíso. Así, el jardín del rey se convirtió en el Jardín del Edén, gracias a Santa Ninó.»

(Todas las citas sin indicación provienen del libro de G. Shurgaia Santa Nino e la Georgia)

Procesión de Pascua en la catedral de Mtsjeta, hace apenas un mes.

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