Mezuzá


«MEZUZÁ (Heb. מְזוּזָה), rollo de pergamino colocado en el umbral de las puertas de las habitaciones de los hogares judíos. El significado original de mezuzá es «umbral» (cf. Ex. 12:7). Su etimología es oscura; se ha sugerido erróneamente que deriva de la palabra asiria manzazu. La Biblia ordena dos veces (Deut. 6:9 y 11:10): «Amarás pues a Yahveh tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Estas palabras que hoy te ordeno estarán grabadas sobre tu corazón; las inculcarás a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa y cuando vayas de camino, al acostarte y al levantarte. Las atarás como señal sobre tu mano y servirán como frontales entre tus ojos. También las escribirás sobre las jambas de tu casa y en tus puertas». Por extensión, la palabra pasó a aplicarse no al umbral, sino a los pasajes escritos según este mandato. La mezuzá consiste en un trozo de pergamino de piel de un animal limpio, en el que van escritos los dos pasajes anteriormente mencionados (Deuteronomio 6:4-9 y 11:13-21) en caracteres cuadrados (asirios), tradicionalmente en 22 líneas. El pergamino se enrolla y se introduce en una caja con una pequeña ranura. En el envés del pergamino se escribe la palabra שַׁדַּי («Todopoderoso»), así como las letras iniciales de שׁוֹמֵר דְּלָתוֹת יִשְׂרָאֵל, «guardián de las puertas de Israel» (Kol Bo 90, 101:4), y el pergamino se enrolla de manera que la palabra sea visible a través de la ranura.»


«Se dispone en la jamba derecha de la puerta de la habitación o casa, o en la valla, y obligatoriamente (ver más abajo), en el tercio superior de la jamba, inclinada hacia el interior. Al colocarla se recita la bendición «Quien nos ha ordenado disponer la mezuzá». La muestra más antigua de cumplimiento del mandato de la mezuzá data de la época del Segundo Templo. Un pergamino de mezuzá (6,5 cm × 16 cm) se encontró en Qumrán (Cueva 8) con algunas sentencias del Deuteronomio (10:12 - 11:21), pero no de la Shema (Discoveries in the Judean Desert of Jordan, 1962, 158-61). Los samaritanos hacen sus mezuzot con grandes piedras y las colocan en el dintel de la puerta principal de la casa o a su lado. Graban en la piedra los Diez Mandamientos o las «diez categorías en que se creó el mundo». A veces usan las abreviaturas y las iniciales de estas diez frases, o escriben versos en alabanza de Dios. En Israel se encuentran piedras mezuzá de principios de la era árabe o, quizá, de época bizantina. Los caraítas no tienen como obligatoria la mezuzá. Con todo, sus mezuzot están hechas de planchas en blanco en forma de tablas de la ley pero sin escritura alguna; las ponen a la puerta de sus edificios públicos y, a veces, en las viviendas.»


«En la Edad Media surgió la costumbre de hacer adiciones cabalísticas al texto, normalmente nombres de ángeles y símbolos (por ejemplo, el magen david). Esta costumbre fue ardorosamente combatida por Maimónides. Declaró que quienes lo hicieran «no formarían parte del mundo por venir». Con su «insensato corazón» «estaban convirtiendo un mandamiento» cuyo propósito era poner de relieve el amor de Dios «en un amuleto» (Yad, Tefilin 5:4). A pesar de esto, hay una clara referencia en el Talmud a la eficacia de la mezuzá como amuleto, aunque por el contexto no debe ser considerada como doctrina. En correspondencia por un regalo enviado por Ardavan a Rav, éste le obsequió con una mezuzá, y en respuesta a su sorpresa le contestó que la mezuzá «le protegería» (TJ, Pe'ah 1:1, 15d; Gen. R. 35:3). A un contexto similar pertenece la explicación de la mezuzá que dio Onkelos, el prosélito, a los soldados romanos cuando fueron a arrestarlo: «En el caso del Santísimo, bendito sea, Sus siervos habitan en el interior, mientras Él mantiene la viglancia sobre ellos desde el exterior» (Av. Zar. 11a).

Los esfuerzos de Maimónides triunfaron y hoy la mezuzá contiene sólo los dos pasajes bíblicos. Sin embargo, en la parte inferior del reverso va escrita la fórmula כוזו במוכסז כוזו, un criptograma formado al sustituir por la siguiente letra del alfabeto la letra original, siendo así equivalente a יהוה אלהינו יהוה («el Señor, Dios, el Señor»). Esto ya lo menciona Asher B. Jehiel en el siglo XIII en su comentario a la Mezuzah Hilkhot de Alfasi (Romm-Vilna ed. p. 6b).»


«La mezuzá ha de colocarse a la entrada de cada casa y a la puerta de cada sala de estar, ecxluyendo almacenes, establos, lavaderos y cuartos de baño, y debe revisarse periódicamente (dos veces en siete años) para garantizar que la escritura sea legible. La costumbre se ha generalizado y en la actualidad es casi universal la colocación de la mezuzá a la entrada de los edificios públicos (incluyendo todas las oficinas de gobierno en Israel) y sinagogas. No hay ningún precepto para ello, a menos que el edificio o sala también se utilice para fines residenciales (Levi ibn Habib, resp. no. 101); y el Midrash (Deut. R. 7:2) hace una pregunta retórica: «¿Está pues una mezuzá colocada en las sinagogas?» Como afirma el versículo bíblico, ha de colocarse también «a tus puertas». Por tanto, es obligatoria en las entradas a los edificios de viviendas. En las puertas del barrio de Yemin Moshe de Jerusalén, que se mantienen desde su construcción en 1860, aún se distinguen las mezuzot. Después de la Guerra de los Seis Días se pusieron mezuzot a las puertas de la ciudad vieja de Jerusalén. En el Sha'ali Ziyyon de D. Eliezrov (1962. pt. 2, nn. 9-10 —quien sirvió como rabino a los presos políticos judíos en Latrun durante el mandato británico—), hay dos responsos suyos y del rabino Ouziel, el gran rabino sefardí de Israel, sobre si las mezuzot eran obligatorias para las salas y celdas del campamento.»


«En la Diáspora las mezuzot deben colocarse después de que el cabeza de familia haya residido en la casa durante 30 días; y en Israel, inmediatamente después de establecerse en ella. Si se vende o alquila la casa a un judío, el ocupante anterior debe dejar la mezuzá. Es costumbre entre los piadosos, al entrar o salir, besar la mezuzá o tocarla y besarse los dedos (Maharil, basado en el pasaje de Av. Zar. 11a citado más arriba).»


«El Talmud cuenta la mezuzá entre los siete preceptos con que Dios rodeó a Israel a causa de su amor por ellos. De estos siete (el zizit se considera el cuarto) R. Eliezer b. Jacob dijo: «Todo aquel que tiene el tefilín en la cabeza, el tefilín en el brazo, el zizit en su ropa, y la mezuzá en el umbral de su puerta se fortifica contra el pecado» (Men. 43b). La mezuzá es uno de los mandamientos ceremoniales más observados del judaísmo. Recientemente se ha extendido la práctica de llevar una mezuzá en el cuello como amuleto. Algunas de las cajas para guardar la mezuzá son refinados ejemplos de arte judío, y la elaboración artística de estas cajas se ha desarrollado enormemente en el Israel moderno.»

Encyclopaedia Judaica (2007) XIV, 156-157


Casco antiguo de Lemberg / Lwów en el mapa de 1844 de la colección de Ryszard Hubisz (aquí podéis ver el mapa completo [8,3 MB] ). Al norte de la plaza principal se encuentra el barrio armenio del siglo XIII, al sur del barrio judío que se menciona por primera vez en 1387. El núcleo del barrio judío medieval fue la Neue Judengasse; se extendió después hacia el oeste a lo largo de la Servengasse y Kapitelgasse. En el momento de la Segunda República de Polonia, toda la calle pasó a llamarse Bóimów por la capilla construida por el húngaro transilvano György Boim en el siglo XVI (sobre la que escribiremos más adelante). Hoy la calle se llama Староєврейська, calle de la Judería Vieja. En el mapa se ve claramente que los patios de las casas, en el interior de cada manzana, se comunicaban entre sí como es habitual en los antiguos barrios judíos. Los judios fueron deportados en 1941, y la sinagoga de la Rosa de Oro, del siglo XV, en el extremo oriental de la calle, ferozmente destruida. Sin embargo, las jambas de la entrada a muchas casas, como pudimos comprobar, conservan aún la huella de sus mezuzot. En el siguiente mapa indicamos con líneas oblicuas las huellas que fuimos descubriendo, y con puntos otros detalles peculiares de aquellos edificios.



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