Leche y sangre. Exposición de Oresteia Kapidani en Shkodër

El Museo Fotográfico Marubi en Shkodër destaca como una de las instituciones culturales más significativas de la ciudad. Fundado en 1856 por Pietro Marubbi, un exiliado garibaldino de Italia, el estudio fotográfico, abierto a la calle principal, prosperó bajo la dirección de su hijo adoptivo y luego de su nieto durante un siglo, hasta su nacionalización en la década de 1950. Hoy, su colección de casi medio millón de imágenes representa el archivo fotográfico histórico más importante de Albania.

Además de sus fondos históricos, el museo exhibe fotografía albanesa contemporánea. Actualmente se expone la serie Leche y Sangre, realizada en 2004 por la fotógrafa de Shkodër Orestia Kapidani, que retrató a los habitantes del pueblo de Mes, al noreste de la ciudad. Los sujetos aparecen individualmente o con sus familias en las alturas sobre el río Kir, con el antiguo puente otomano de Mesi como imponente telón de fondo.

La mayoría de personajes visten atuendos tradicionales y adoptan para la cámara una postura ritualizada, casi escultórica, con el rostro cerrado, como si fueran conscientes de la herencia que acaban de dejar tras de sí. De las imágenes se deduce que sus vidas transcurren según roles igualmente ritualizados y tradicionales. El peso de las penurias acumuladas se ha grabado en los rostros de los ancianos, junto al mismo hermetismo con el que han resistido sus pruebas.

The bridge, meanwhile, provides not only a visual anchor but also layers of historical resonance. It served as the inspiration for Nobel laureate Ismail Kadare’s novel The Three-Arched Bridge. In Kadare’s tale, the bridge is built by the community through their own labor, a hopeful gesture aimed at connecting them to the wider world, only to see the Ottoman army eventually march across it. The collaborative construction reflects several stories of effort and perseverance, loyalty and betrayal—most strikingly, the harrowing Balkan motif of entombing a human within the bridge to secure its stability.

El puente, por su parte, no solo ofrece un anclaje visual, sino que carga la escena con capas de resonancia histórica. Sirvió de inspiración a la novela El puente de tres arcos del premio Nobel Ismail Kadaré. En el relato de Kadaré, el puente es construido por la comunidad con su propio esfuerzo, un gesto esperanzador destinado a conectar a aquellos hombres y mujeres con un mundo más amplio y más abierto, solo para ver muy pronto cómo el ejército otomano acaba cruzándolo. La construcción colaborativa alberga múltiples historias de esfuerzo y perseverancia, de lealtad y traición —y de manera sobrecogedora, el inquietante motivo balcánico de emparedar a un ser humano en el interior del puente para asegurar su estabilidad—.

En las fotografías de Kapidani, cada miembro de la comunidad luce solo o con su familia más próxima, pero el puente evoca los lazos comunales más extensos a los que pertenecen y cuya preservación, en lo esencial, exige que ellos mismos se empareden dentro de los cerrados roles tradicionales.

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