Desde hace casi medio año vengo pensando en escribir esta entrada. Pero el caso es que, aparte de ser un escritor perezoso, he tenido el ajetreo de la mudanza de vuelta a mi ciudad natal, Bakú, después de un año en los Estados Unidos. Santiago de Chile y Bakú están separadas por 14.769 kilometros de estepas, montañas y desiertos, lagos y ríos y la vastedad del Atlántico, países y culturas diferentes; sin embargo, el título de esta entrada sugiere que hay cosas, quizá más de las que uno imagina, que conectan las dos capitales. Me gustaría dar las gracias a quienes me han animado a escribir, en especial a mi padre y a mi amigo de Hungría que siempre me empuja a «escribir más, mucho más».
De hecho, el antropólogo alemán Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840) creó el concepto de raza caucásica a partir del «monte Cáucaso, tanto porque en su entorno, y especialmente en su vertiente sur, se genera la raza más hermosa de hombres, me refiero a los georgianos, como porque —todas las razones fisiológicas convergen en ello— en esa región, como en ningún otro lugar parece que debe situarse con la mayor probabilidad el origen autóctono (el lugar de nacimiento) de la humanidad» —esto se lee en la página 303 de su famoso De Generis Humani Varietate Nativa (De las variedades naturales del género humano), publicada en 1795—.
Personalmente considero esta terminología oficial bastante equívoca, aparte de que muchos caucásicos no se atienen al estereotipo europeo. Con frecuencia, durante nuestra estancia en los Estados Unidos mi esposa y yo fuimos abordados en español por hispanos que nos confundían con ellos. Por la misma razón, probablemente, el director de cine chileno Sebastián Alarcón en su exilio eligió Bakú para rodar películas sobre su lejana patria.
Al estar del lado de la Unidad Popular, como tantísimos otros representantes de la juventud chilena, Sebastián Alarcón no pudo volver a su tierra, pero su vida creativa quedó casi por completo dedicadada a los trágicos acontecimientos de Chile. Su primer largometraje, Noche sobre Chile (Ночь над Чили) cuenta la historia de Manuel, un arquitecto detenido como sospechoso y acusado falsamente. Su paso por una pesadilla de abusos, intimidaciones y torturas obtuvo el premio especial al mejor director debutante en el X Festival Internacional de Cine de Moscú de 1977, el año en que yo nací.
Cualquier habitante de Bakú, incluso ahora, puede reconocer fácilmente sus calles desde el primer fotograma de la película «dedicada al valiente pueblo de Chile» y rodada en estilo periodístico, documental.
Y los rostros de gentes nativas de allá —Giuli Chokhonelidze (1928-2008), Artista Nacional de Georgia, conocido por nuestro público gracias a películas azerbaiyano-soviéticas como En la mañana (1960), Nuestra calle (1961) y Una historia muy aburrida (1988), desempeña una parte del papel de líder de los trabajadores, Baadur Tsuladze (1935), ahora presidente del Gremio de Actores de Cine de Georgia, donde lleva una vida familiar. El viejo campesino ingenuo chileno fue interpretado por Sadyq Huseynov (1924-2003), con una larga carrera en el cine y el teatro azerbaiyano, y a quien todos los niños de los 80 y 90 conocían como Savalan Baba, es decir, el abuelo Savalan de un popular programa de televisión vespertinos. Asimismo, un famoso fotógrafo ruso, Gueorgui Pinkhassov (1952), también estuvo en Bakú en 1976 formando parte del equipo de filmación.
Nunca habría sabido todo esto de Alarcón y su Noche sobre Chile de no haber recordado hace unos meses otra película filmada en Bakú en los 80, en la misma escuela donde estudié. Alguien comentó que nuestra escuela fue filmada como cuartel militar, y me vino a la memoria entonces la estatua de cartón de un general, colocada en el patio de la escuela, y el título del film – Jaguar.
Todos sabíamos que nuestra escuela había sido un gimnasio para niñas en tiempos pre-soviéticos, y durante mucho tiempo pensé que fue la primera escuela laica para niñas musulmanas, construida gracias a los tenaces esfuerzos de Haji Zeynalabdin Taghiyev (1823-1924), un rico comerciante de aceite del país, magnate industrial y filántropo, también recordado por haber financiado la construcción del Teatro de la Ópera y el Ballet, el tendido de la canalización Shollar de suministro de agua y otras muchas infraestructuras y mejoras en Bakú. En realidad, la primera escuela para niñas de Azerbaiyán, inaugurada en 1901, estuvo en otro edificio que ahora alberga el Instituto de Manuscritos de la Academia de Ciencias, bajando la calle Comunista llamada en aquel entonces Nikolayevskaya (de Nikolay, en ruso) y hoy İstiqlaliyyət (Independencia, en Azerbaiyano).
Ambos edificios son visibles en esta excepcional foto aérea del centro de Bakú tomada en 1918 por Victor Lvovich-Ludvigovich Korvin-Kerber (1894-1970), un famoso diseñador de aviones navales de Rusia que servía entonces en calidad de instructor en la Escuela de Oficiales de Aviación Naval de Bakú.
El grupo de pequeños edificios a la derecha de la foto, rodeados por antiguas murallas, es Icheri Sheher, el centro de la ciudad vieja. El Centro estival de reuniones públicas, en la esquina inferior derecha, abrió sus puertas en 1912 como un elitista club para ricos de Bakú; se inspiró en la arquitectura de la Opéra de Montecarlo, y ahora alberga la Sala Filarmónica Estatal de Azerbaiyán, con el nombre de Muslum Magomayev (1885-1937), un famoso compositor y director azerbaiyano y soviético.
Así que, en definitiva, el gimnasio para niñas que albergó el edificio de nuestra escuela fue la Institución para Niñas Santa Nina (o Santa Nino), financiada a través de la sección de Bakú de la Sociedad de Beneficencia Femenina en Honor de la «Isapóstolos» Santa Nina, Iluminadora de Georgia, fundada en Tiflis (Tbilisi, Georgia) por Elizaveta Xavierevna Branicka-Vorontsova (1792-1880), protagonista de algún verso del gran Alexander Sergeyevich Pushkin (1799-1837), esposa del entonces virrey ruso del Cáucaso, príncipe Mikhail Semyonovich Vorontsov (1782-1856), en 1846. La sección de Bakú se instauró en 1861 tras el traslado del centro administrativo de la Gobernación de Shamakhi desde la ciudad de Shamakhi, donde la sociedad estuvo activa a partir de 1848, a Bakú, después del devastador terremoto de 1859.
Una coincidencia interesante es que el edificio de la escuela fue inicialmente un hospital militar de campaña y se entregó a la institución de las niñas sólo en 1888, cuando el hospital se mudó a un nuevo edificio en el asentamiento Bail de Bakú. Más tarde, en 1895 la institución obtuvo el estatuto de gimnasio y pervivió durante muchos años, hasta la invasión de la Rusia bolchevique sobre la malograda República Democrática de Azerbaiyán en 1920. Todos estos años la escuela para niñas cristianas de Santa Nina estuvo activa gracias a las generosas donaciones de los ciudadanos de Bakú, incluyendo un buen número de azerbaiyanos, y hubo también jóvenes musulmanas entre sus estudiantes. La famosa investigadora de la historia de Bakú y del Estado de Shirvanshahs, cuya familia fue perseguida y su padre asesinado durante la represión estalinista, la dra. Sara Ashurbeyli (1906-2001) también estudió en esta escuela.
Por cierto, la escuela de Santa Nina sirvió como modelo del imaginario Liceo de la Santa Reina Tamar para Chicas de Bakú, donde estudió Nino Kipiani, la heroína de la popular novela Ali y Nino. Esta famosa novela, publicada por primera vez en Viena en 1937 y cuya autoría aún se discute, cuenta la historia del amor apasionado entre dos jóvenes ciudadanos de Bakú —un caballero musulmán azerbaiyano y una dama cristiana de Georgia— durante la turbulenta época de principios del siglo 20. El trágico final de la novela se hace eco de la suerte de muchas otras personas —Ali es asesinado mientras defiende la ciudad de Genje de la invasión del ejército bolchevique; Nino huye a Georgia con su hijo.
Sebastián Alarcón volvió a Bakú una década después del éxito de La noche sobre Chile para rodar otra película que narra la historia de un joven cadete, apodado Jaguar por su carácter independiente y fuerte, quien con el tiempo se vuelve contra el régimen al que había sido entrenado para servir. Esta película de 1986 se basa en la famosa novela de 1963 La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa (1936), galardonado con el premio Nobel el pasado octubre, cuando yo estaba pensando cómo escribir esta entrada. Esta primera novela de Vargas Llosa se basa en su experiencia personal en el Colegio Militar Leoncio Prado, en Lima. Alarcón transfirió el lugar a Chile y hábilmente le agregó otra dimensión política.
Buscando imágenes de la película encontré primero un clip que combina secuencias de Jaguar con una canción tan emblemática de la resistencia chilena contra el régimen de Pinochet como El pueblo unido jamás será vencido, escrita, de hecho, como himno de la Unidad Popular en 1973 por Sergio Ortega (1938 - 2003) y el grupo de música folclórica Quilapayún.
Un hecho curioso es que la misma canción fue cantada en persa Bar pâ khiz, az jâ kan, banâye kâkh-e doshman (بر پا خیز، از جا کن، بنای کاخ دشمن – Levántate, a arrasar los cimientos del palacio del enemigo) por grupos de izquierda durante la revolución islámica de 1979 contra la monarquía iraní.
Esta canción no sonaba en Jaguar, pero Alarcón había utilizado en La noche sobre Chile esta intensa música compuesta e interpretada con instrumentos tradicionales por uno de los ex miembros de Quilapayún, Patricio Castillo (1946). Se conocieron e hicieron amigos durante la gira del grupo por la Unión Soviética en 1970. En Jaguar la guitarra de la banda sonora la toca el propio Alarcón.
Cualquier graduado de la escuela nº 132 de Bakú reconocerá el lugar que se ve al inicio de la película. Esta foto es nuestra —la parte sudeste del patio de la escuela, donde algunos días los estudiantes formaban en fila, por cursos, antes de entrar en clase.
La foto fue tomada en la pared sur de nuestro patio en 1984 frente a nuestra clase —el grupo 2B iba a la ceremonia de iniciación de la organización del Octiabriat – Pequeños Octubristas en la vecina casa-museo de Nariman Narimanov (1870-1925), un destacado intelectual y político azerbaiyano, a veces llamado el Lenin del Este, que fue invitado a dirigir el gobierno de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán proclamada tras la invasión bolchevique, y que trabajó después en el gobierno central de la Unión Soviética en Moscú. Murió allí en circunstancias sospechosas. Las fotos en color no eran muy frecuentes por entonces y a los fotógrafos solo se les llamaba en ocasiones especiales. La segunda señora por la derecha detrás de nosotros es nuestra primera maestra de escuela primaria y tutora Rahima Mammadova.
Aquí está nuestra clase con Rahima muallima (maestra o profesora de escuela, en azerbaiyano), esta vez en 1986. La foto fue tomada probablemente el primer día del nuevo año académico. Todo el mundo lleva flores y hay que ponerse los lazos o corbatines rojos de pionero. La pared de atrás debe ser el muro este del patio de la escuela.
La esquina sudeste de nuestro patio se ve bien en esta foto de 1986 tomada durante una clase de educación física del curso de mi hermano. Las marcas en el suelo, detrás de los chicos indican los sectores para los diferentes cursos.
Sería interesante saber si Alarcón tenía conocimiento de que el edificio que él filmaba como la escuela de cadetes Jaguar albergó en 1928 la Escuela Militar Trans-caucásica de Cadetes del Ejército Rojo, establecida en 1921 como primera escuela militar azerbaiyana para adolescentes y como prototipo de los Internados Militares Suvorov.
Esta antigua foto, con el edificio desde otra perspectiva, fue tomada probablemente durante aquellos años. Solo en 1937 nuestra escuela nº 132 se juntó con la escuela rusa nº 134 en el mismo edificio, y entonces se debió construir el tercer piso.
Cuando hace poco, en el verano de 2009, cerraron las escuelas y rodearon el edificio con una valla, muchos nos preocupamos por su suerte. Afortunadamente, la escuela escapó al trágico fin de la Casa del Gobernador, destruida para emplazar un nuevo hotel de nueve plantas, o al del hermoso edificio que regaló a su nuera Zeynalabdin Taghiyev, a quien arriba hemos mencionado, fin similar al de tantas otras víctimas de la persistente y culpable negligencia histórico-arquitectónica de Bakú. Al final, las escuelas se reabrieron tras una profunda remodelación completada en septiembre del año pasado. Ahora el edificio tiene un nuevo aspecto con un cuarto piso añadido y la supresión del característico balcón en arco que presidía la entrada principal. El patio es también diferente ahora, de modo que ya no es fácil ver ahí la escuela de cadetes Jaguar.
Alarcón utilizó unos actores de La noche sobre Chile en Jaguar. El cerril sargento lo representa de nuevo Islam Kaziyev (1938). Uno de los activistas arrestados en La Noche sobre Chile, Mayak Karimov (1944), aparece ahora en un papel secundario como oficial instructor. Alarcón también utilizó a unos pocos actores armenios, quizá la mayoría de ellos relacionados accidentalmente con Bakú. El Artista Nacional Ruso Vladimir Tatosov (1926), que tuvo un papel menor de guardián de la escuela de cadetes, pasó su infancia aquí. La Artista Nacional Rusa Nina Ter-Osipyan (1909-2002) representa su habitual papel teatral de vieja dama cómica. Y un popular actor soviético y ruso, Sergey Gazarov (1958), que representa al Teniente Gamboa, nació en Bakú.
No es probable que los ciudadanos de Bakú que actúan como figurantes en las escenas de masas de Jaguar, en las huelgas y los alborotos, gritando eslogans contra el gobierno, agitando banderas y enfrentándose a las fuerzas represoras antipopulares del régimen, pudieran imaginar que algo parecido les iba a tocar vivir a los pocos años en su propia ciudad natal.
De pronto todos los intelectuales armenios «se alzaron en armas» y animaron a la gente a reclamar la devolución de sus territorios históricos. Fue una sorpresa para los azerbaiyanos, pero basta echar un vistazo, por ejemplo, al libro Очаг (Hogar) del escritor armenio Zori Balayan (1935), publicado en 1981 y 1984 en Yerevan y Moscú, para entender las raíces de aquel estallido de intolerancia étnica. Dedicado a los «150 años de unión de Armenia oriental con Rusia», con una modesta descripción añadida: «Ensayos sobre Armenia. Para muchachos en edad de escuela secundaria», este libro creó rápidamente la imagen del enemigo turco-azerí, y hablaba de «tierras nativas armenias», de «reunión», de «renacimiento» de la «Gran Armenia». El autor, que se convirtió entonces en uno de los líderes / oradores del movimiento popular armenio y ha estado ganando premios hasta el día de hoy, no dice nada de lo que les pasó a los varios cientos de miles de azerbaiyanos (y de otras naciones) que vivían en esas tierras, pero los primeros miles de refugiados de Armenia, expulsados de sus casas en el frío invierno de 1987, y el resto del casi millón de personas que se convirtieron en refugiados hasta 1993 sí que podrían decir algo. Aquellos que fueron asesinados, no pueden.
La prensa soviética, tanto la local como la central de Moscú, estaba ciega y sorda ante la tragedia de los refugiados de Azerbaiyán. La mayoría de aquellas gentes se hallaban retenidas en Sumgayit —una ciudad industrial a 30 kilómetros de Bakú que ya vivía en una situación social desastrosa. Masivas manifestaciones exigiendo que Karabaj fuera armenia, y manifestaciones espontáneas en Azerbaiyán solicitando una acción urgente que detuviera el separatismo militante, se sucedían casi cada día. La noticia oficial sobre dos azerbaiyanos muertos el 22 de febrero de 1988 en un enfrentamiento en Karabaj reforzó más aún las tensiones. Y la situación culminó en una provocación sangrienta el 27 de febrero en Sumgayit, con la muerte de 26 armenios y 6 azerbaiyanos. Las fuerzas del orden soviéticas no reaccionaron para detener los alborotos hasta pasados dos días, iniciando también la deportación graduada de los armenios de la ciudad. Desgraciadamente el pogrom (masacre) de Sumgayit, además de ser una negra y trágica marca en la historia de Azerbaiyán, se convirtió en la principal baza de la propaganda nacionalista, bien aprovechada también por la poderosa diáspora armenia en Europa y América. En consecuencia, muchas fuentes la han utilizado hasta hoy para explicar el punto de partida y la causa original del conflicto.
El movimiento separatista armenio encontró apoyo también en muchos intelectuales representativos de los círculos democráticos de Moscú, incluyendo al «disidente soviético nº 1» Andrei Sajarov (1921-1989), acompañado a todas partes por su esposa, una soviética activista pro derechos humanos Elena Bonner (1923), cuyo nombre armenio de soltera, Alikhanyan, no es muy conocido. Asimismo, los círculos del gobierno central eran aparentemente pro-armenios, por no decir armenios: además del jefe de asesores en materia de política económica, Aganbegyan, también estaban Georgy Shakhnazarov (1924-2001), principal asesor en política exterior, y Stepan Sitaryan (1930-2009), jefe de asesores en finanzas y planificación económica de Gorbachov.
La escalada del separatismo militante y el creciente número de ataques nacionalistas hizo evidente que ni el aparato del Partido Comunista Soviético Central, ni el servil gobierno local de Azerbaiyán estaban dispuestos ni eran capaces de defender al pueblo. En poco tiempo, el Frente Popular de Azerbaiyán (FPA), fundado por un grupo de intelectuales a imitación de los Frentes Populares de los países bálticos en el verano de 1988, ganó una enorme popularidad. El 17 de noviembre de 1988 se celebró un mitin masivo en la gran Plaza Lenin, ahora Plaza de la Libertad de Bakú, con asistencia de más de medio millón de personas, y el acontecimiento dio lugar al Harakaty Meydan, es decir, el Movimiento de la Plaza, la primera manifestación permanente, un abierto movimiento de liberación nacional de Azerbaiyán. Fue allí cuando la olvidada bandera tricolor de la República Democrática de Azerbaiyán se izó de nuevo, como había dicho uno de sus fundadores Mammad Amin Rasulzade (1884-1955). El 24 de noviembre fue declarado el estado de emergencia en Bakú y las fuerzas especiales soviéticas del Ministerio del Interior entraron en la ciudad. Pero la manifestación permanente en la plaza continuó sin interrupción hasta la noche del 5 de diciembre, cuando fue brutalmente disuelta con dos víctimas mortales. Por supuesto, vendrían muchas desilusiones más adelante, pero el Movimiento de la Plaza fue un período en cierto modo idealista, de grandes esperanzas y de unidad alrededor del Movimiento de Liberación Nacional de Azerbaiyán.
Esos años también permanecen en mi memoria como un período lleno de entusiasmo y energía creativa. En 1988 la revista bilingüe Gənclik / Молодость (Juventud, en azerbaiyano / ruso) tiraba 70.000 copias mensuales y se hizo muy popular por sus interesantes y afilados artículos, así como por su peculiar diseño artístico. La comedia satírica, Yaramaz / Мерзавец (El bribón), dirigida por el hoy Artista Nacional de Azerbaiyán, Vagif Mustafayev (1953), obtuvo un sensacional éxito en la Unión Soviética, y también internacional. Era el momento de fama del actor georgiano Mamuka Kikaleyshvili (1960-2000), que interpretó el papel principal de Hatam en la película del mismo nombre. Otra película satírica, que trataba del corrupto sistema administrativo y de poder soviético, Lətifə / Анекдот (Chiste), dirigida por el talentoso tándem formado por Yefim Abramov y Nizami Musayev, no fue tan conocida, pero contenía una imagen profética en la escena final de los Pioneros armados que tomaban los medios de comunicación y anunciaban un golpe militar. Posar en ropa de presidiario, con las típicas fotos de frente y de perfil en los créditos finales, también fue profético para Nizami Musayev, que sería encarcelado en 1994 para abandonar después Azerbaiyán. Chiste fue rodado en 1989, durante un estado de emergencia y toque de queda, con soldados armados y vehículos blindados patrullando las calles de Bakú. Recuerdo sus carteles —samizdat— autoeditados en blanco y negro, con una frase burlona remedando la advertencia de las cajas de cigarrillos soviéticas: МВД и КГБ СССР предупреждают: Просмотр этого фильма вреден для вашего здоровья; es decir, el MVD (Ministerio del Interior) y el KGB (Comité de de Seguridad del Estado) de la URSS les advierten: ver esta película es perjudicial para su salud.
Esta última foto de mi colección de álbumes de la escuela fue tomada justo unos pocos meses antes de que empezara el Movimiento de la Plaza, en el verano de 1988, en un descanso durante el examen de matemáticas. Estamos todos con nuestra nueva tutora, la profesora de árabe Fakhriyya Baghirova, que falleció inesperadamente en 1990. Ese año fue un año trágico para nuestro curso —perdimos también a uno de nuestros compañeros en un accidente de coche—. Y también fue un mal año para mi familia, pues murieron algunos parientes próximos, entre ellos mi abuelo... Y para toda la nación: el año 1990 iba a empezar en Azerbaiyán con el «Enero Negro».
Sin embargo, lo que sucedió en la víspera de Año Nuevo no tenía precedentes: en la noche del 30 al 31de diciembre de 1989 los puestos fronterizos de la Unión Soviética con Irán fueron incendiados en Najichevan. Al día siguiente, que hoy se celebra como el Día de la Solidaridad de los Azerbaiyanos del Mundo, la gente de algunas otras regiones empezó a destruir las vallas de la frontera soviética que los separaban de los parientes que vivían bajo otro régimen opresivo al otro lado del río Araz, en Irán. A la «minoría» étnica más numerosa, que suma más del 20 por ciento de la población iraní, aproximadamente 20 millones de turcos de Azerbaiyán, se les sigue negando el derecho cultural básico de ser educados formalmente en su lengua materna. En ese momento cumbre de la moral nacional parecía que décadas de opresión y de dolorosa separación —encarnada en esos días por Yagub Zurufchu (1956) en su popular interpretación de Ayrılıq (Separación en Azerbaiyano), canción compuesta por Ali Salimi (1922-1997) en 1956 pero debido a la censura dada a conocer públicamente sólo en 1958 en la radio de Teherán con la letra modificada, y luego cantada por varias generaciones de cantantes populares como Rashid Behbudov (1915-1989) y Googoosh (Faiga Atashin) (1950) a ambos lados del Araz— llegaban al final.
Pero el escenario de Sumgayit se repitió esta vez en Bakú del 13 al 15 de enero. Mientras las manifestaciones diarias se sucedían en la parte central, en la Plaza Lenin y delante del edificio del Comité Central, los ataques organizados a ciudadanos armenios en otras partes de la ciudad dieron como resultado estimado de 56 a 90 muertos. La militsia local, previamente desarmada por completo por alguna razón, permaneció inactiva y 12.000 soldados soviéticos se acuartelaron en Bakú permaneciendo como observadores con el fin, únicamente, de reunir y luego deportar a los refugiados. The Nationalities Question in the Post-Soviet States (El problema de las nacionalidades en los estados post-soviéticos) publicado por Longman en 1996 ofrece más detalles:
Pero, ¿quién estuvo detrás de la masacre?
«El KGB estaba detrás de los pogromos armenios en Bakú. El KGB predispone a unas naciones cotra otras», dice un testigo y víctima de los acontecimientos, Garry Kasparov (1963), 13º Campeón Mundial de Ajedrez, nacido en Bakú de madre armenia, y ahora activista político en Rusia. Sin embargo, el ex general del KGB, Vyacheslav Shironin (1939), a su vez, acusa a los servicios de inteligencia extranjeros, y el ex activista del Frente Zardusht Alizade (1946) culpa a la vieja mafia del Partido Comunista.
En un par de días fue declarado el estado de emergencia en todo Azerbaiyán excepto en Bakú y se estima que 26.000 soldados soviéticos bien armados se concentraron alrededor de la ciudad. Una manifestación permanente se mantenía desde el 17 de enero delante del edificio del Comité Central, no muy lejos de nuestra escuela. Se dispusieron barricadas improvisadas con camiones y autobuses en las entradas a Bakú y en los cuarteles del ejército dentro de la ciudad para no dejar pasar a las tropas. Representantes de Moscú, incluyendo un miembro de la Presidencia del Consejo de Gorbachov Yevgeny Primakov (1929) aseguró a la gente, en sus apariciones en la televisión local y ante la manifestación, que el ejército no entraría en la ciudad. Casi nadie recordaba entonces que en la Hungría de 1956, Yuri Andropov (1914-1984), entonces embajador soviético, engañó al gobierno local asegurando que no habría orden de atacar, mientras los tanques soviéticos ya estaban en marcha. El 19 de enero, alrededor de las 19:30, un pequeño destacamento de fuerzas especiales soviéticas voló el generador eléctrico de la emisora local de radio y televisión. Todo el país quedó sumido en un apagón informativo y a la media noche, al amparo de la oscuridad, las tropas soviéticas comenzaron una operación con el nombre en clave de «Huelga»
Mi padre recuerda aquella noche en el Post Scriptum de su libro Carta a un amigo (Письмо Другу):
En la mañana del 20 de enero de 1990, las tropas soviéticas bajo el mando del ministro de defensa Dmitriy Yazov (1924) y del ministro del interior Vadim Bakatin (1937) (ambos estaban en Bakú esa noche) habían ejecutado con éxito las órdenes y los cadáveres aún yacían en las calles de Bakú. Más tarde, aquel mismo año, el general Yazov recibió las charreteras de Mariscal y el Supremo Comandante en Jefe, Gorbachov, recibió el Premio Nobel de la Paz. Ahora sabemos que más de 130 civiles, incluidos ancianos, mujeres y niños, fueron asesinados y unos 700 más resultaron heridos esa noche.
En la oscuridad informativa total de aquellos días, la única chispa de luz fue la voz de Mirza Khazar (Mikayilov) (1947), un judio azerbaiyano que había emigrado a Israel en 1974 y que dirigía entonces el Servicio Azerbaiyano de la Radio Europa Libre / Radio Liberty. Su equipo de Munich lograba transmitir entrevistas en vivo e informes diarios desde Bakú.
Disparar a los civiles a quemarropa con extrema brutalidad, aplastar intencionadamente con vehículos acorazados los coches aparcados y matar a los pasajeros, tirotear hospitales y ambulancias, rematar a los heridos, clavar bayonetas y saquear son algunos de los crímenes que documentaron luego los expertos militares independientes de Escudo (Щит), una organización civil moscovita. Se movilizaron reservistas de las regiones rusas de Rostov, Stavropol y Krasnodar (curiosamente donde la diáspora armenia es más numerosa) para unirse al ejército invasor, y destacaron particularmente por su brutalidad. De estos «guerrilleros» hablan los antiguos desantnik-paracaidistas que servían entonces en las tropas regulares soviéticas que entraron en Bakú. Sus recuerdos están recogidos en un post del blog de nuestro compatriota Vyacheslav Sapunov.
Recuerdo aquella mañana gris del 20 de enero de 1990. Fui a dar un paseo con mi hermano pequeño, como de costumbre. En el suelo, justo en frente de la puerta de la calle, había una gran mancha carmesí mal cubierta de arena. MIrando a la izquierda hacia la esquina de la calle principal Husu Hajiyev, vi una pieza pequeña de metal cobrizo. Era una bala. Vimos otra en nuestro camino hacia la Plaza de las Fuentes, bajando hacia la izquierda desde la esquina de los almacenes Univermag. Giramos luego a la derecha, hacia la sala de cine Araz cuando de repente salió una anciana de una de las puertas. «¿Quién os dejó salir? ¡Volved a casa rápidamente! ¿No sabéis que han matado a la gente?», exclamó. Corrimos de vuelta por el mismo camino y cuando llegamos a Univermag rompió el silencio el ruido de un rotor que venía en sentido contrario. Un helicóptero militar color caqui voló sobre nuestras cabezas lanzando panfletos. Tomé uno. Decía que a la medianoche se había decretado el estado de emergencia y detallaba una larga lista de prohibiciones, como salir a la calle y reunirse en grupos de más de tres.
Pero dos días después, el 22 de enero, cientos de miles de personas salieron a las calles para ver a los shahids, los mártires, en su último viaje. Esta nueva palabra, que oí entonces por primera vez, se introdujo bien a fondo en el léxico popular durante los años siguientes de terror, guerra y ocupación en Azerbaiyán. Decenas de nuevas filas de tumbas se alinearon más tarde junto a la primera en el Shahidlar Khiyabany, el Callejón de los Mártires.
Al pasar por delante de la larga hilera de tumbas recién excavadas, cubiertas con miles de claveles rojos, en la oscura y multitudinaria procesión ciudadana, sumido en aquel ambiente de pesadilla, entre alabanzas, gemidos y llanto, yo me esforzaba en demostrar que «los niños no lloran», pero rompí a llorar en una tumba sin nombre que tan sólo ostentaba una corbata roja de Pionero sobre un uniforme escolar negro de niña y la maleta de la escuela por lápida. Era Larisa Mammadova, una chica de mi edad, de la vecina escuela nº 134.
En aquellos días negros de enero de 1990, sumidos en un completo apagón informativo se escuchaban pocas voces de solidaridad, acalladas por el coro de mentiras difundidas por los medios desde los servicios de propaganda centrales de Moscú. Un destacado director de cine soviético ruso Stanislav Govorukhin (1936) llegó a Bakú, con su equipo a filmar un documental periodístico Так жить нельзя (No se puede vivir así), donde se hacía manifiesto el final del imperio soviético.
Incluso en esta película de 1990 las imágenes de los asesinados a manos del ejército soviético ilustran el relato sobre las víctimas del pogromo armenio. Govorukhin estaba influido por la diáspora armenia en Rusia, que muy probablemente le proporcionó estas fotos. En un caso similar, el año pasado una nueva agencia de la la diáspora en Estados Unidos dio la foto del cadáver de una ciudadana judía de Bakú, Vera Bessantina (1973-1990), asesinada el 19 de enero, presentándola como una chica armenia asesinada por los azerbaiyanos. Govorukhin llegó a Bakú, con la predisposición negativa de «tomar el despliegue de tropas en Bakú para conocimiento de toda la comunidad mundial», pero todo cambió después de ver la situación real con sus propios ojos.
Parece que una transformación similar le ocurrió a Kasparov, mencionado anteriormente. Primero estuvo promoviendo activamente la «causa armenia» y la «verdad sobre Sumgayit» durante sus viajes internacionales. Dudo que nadie recuerde su llamamiento en el periódico Azadlyq del Frente Popular en el primer aniversario del 20 de enero, junto con los demás telegramas de apoyo.
Yo, Garry Kasparov, su antiguo compatriota, obligado a abandonar Bakú en los terribles días de enero del año 1990, envío mis condolencias a las familias de los fallecidos a consecuencia de la utilización criminal de las tropas del ejército soviético contra la población pacífica en la noche del 19 al 20 de enero de 1990.
Les pido que acepten mi modesta contribución financiera de 5.000 dólares y que la distribuyan como sea requerida.
Hoy en día ya no es un secreto para nadie que la tragedia de Bakú, que no recibió una cobertura informativa adecuada, ni en nuestro país ni en el extranjero, fue en realidad un coletazo del totalitarismo agonizante.
En este momento de duelo, recordando a los muertos que se convirtieron en víctimas del «Enero Negro», no debemos dejar que la locura nos cubra los ojos para no ver al verdadero culpable de nuestra desgracia, la dictadura comunista.
Sólo uniendo nuestros esfuerzos y no cayendo en las constantes provocaciones seremos capaces de proteger nuestro honor, nuestra dignidad y salvar nuestro futuro.
Parece que la conspiración continúa aún en la falsificación de los títulos de la agencia RIA «Novosti». El mensaje que mandé el 17 de noviembre de 2010 sigue sin respuesta ni de la agencia rusa, ni de la embajada de Azerbaiyán en Rusia, donde también envié una copia:
Mientras terminaba mi entrada con esta triste nota, recordé de repente el brillante proyecto de 2002 de reunir las tradiciones musicales de Azerbaiyán y América del Sur. Resultó que el grupo de música folclórica latinoamericana Altiplano —chileno pero con músicos chilenos y ecuatorianos— que participó en aquella idea, este 11 de marzo, después de nueve años estaban de nuevo en Bakú con un concierto titulado «Salam-Hola», al que inmediatamente decidimos asistir.
Dirigida por Siyavush Karimi y Mauricio Vicencio, esta sorprendente asociación ha dado lugar a una hermosa síntesis de la música del Cáucaso y los Andes, una mezcla de sonidos místicos del mugham azerbaiyano
Más fotos aéreas antiguas de Bakú, de 1917-18, así como más información acerca de su autor y de la familia Korvin-Kerber se pueden encontrar en el Foro de los graduados de la Escuela Superior de Aviación Militar Yeysk Higher Military Aviation School http://forum.evvaul.com/index.php?topic=1087.0. Farid Zeynalov recientemente escribió acerca de estas fotos en su blog en azerbaiyano Google Earth, 1917-1918, Baki: http://blog.stomatoloq.az/baku/baku-1917-1918/.
La ciudad y los perros (1985) una adaptación de la película peruana de la novela del mismo nombre de Mario Vargas Llosa, dirigida por Francisco J. Lombardi: http://www.youtube.com/watch?v=VpuS_uWjs7M
Casi todas las películas y dibujos animados de la época soviética como algunas películas de Azerbaiyán pueden descargarse del Archivo de la ArjLover: http://film.arjlover.net/
El pueblo unido, jamás será vencido —una canción emblemática de la resistencia chilena, interpretada por los autores, un popular grupo de música popular, Quilapayún, en 1973 http://www.youtube.com/watch?v=fvlgM70tBGc y tres décadas después: http://www.youtube.com/watch?v=LWlkWPXfvXc
Yaramaz/Мерзавец (El bribón), una premiada película de 1988 dirigida por el azerbaiyano Vagif Mustafayev, es una comedia satírica sobre los tiempos de la perestroika soviética (doblada en ruso): http://www.youtube.com/watch?v=ozM1rPOqYgw
Эхо Сумгаита (Eco de Sumgayit) el primero de la serie de documentales de investigación periodística rusos, dirigido por Davud Imanov (1945-2002) que trata de destruir los mitos creados por la propaganda anti-azerbaiyana: http://www.youtube.com/watch?v=sP8B3BBe-ew
Los únicos videos más o menos amplios sobre los trágicos acontecimientos del 20 de enero que pude encontrar en Internet son un corto documental de 1990 http://www.youtube.com/watch?v=tv62hOBEbA4 y el vídeo elaborado por Mirafgan Sultanov: http://www.youtube.com/watch?v=1MIYagcnDPo. Se ruega la discreción del espectador.
Fotos de Victoria Ivleva, una galardonada periodista y fotógrafa, corresponsal especial del diario ruso Novaya Gazeta, que fue testigo y documentó los trágicos acontecimientos en Azerbaiyán, en la agencia FotoSoyuz: http://www.fotosoyuz.ru/ru/catalog/&vqFrnepu=382452313?paging_curPage=1&искать=ИВЛЕВА Виктория&newSearchFlag=1 Tenga en cuenta que pocas de sus fotos de 1990 usadas en este post, así como las imágenes de los civiles de Azerbaiyán, asesinados en la masacre de Jodzhali, no aparecen ya en los resultados de las búsquedas.
1. Blanco caucásico
Hace un año, en noviembre de 2009, viviendo en Estados Unidos, solicité una tarjeta de identificación estatal en la Administración de Vehículos Motorizados del estado de Maryland. La empleada de la oficina —una amable señora negra— al cumplimentar mi expediente personal en su ordenador, después de sacarme una foto y llegar a la casilla rotulada «raza», rápidamente aventuró en voz alta: «hispano / latino». Para disipar sus sospechas —«¿está usted seguro de no ser hispano?»—, y después de mi protesta y afirmación de ser «blanco / caucásico», le tuve que explicar que, efectivamente, provenía de un país de la región del Cáucaso, de donde toma el nombre la raza caucásica.De hecho, el antropólogo alemán Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840) creó el concepto de raza caucásica a partir del «monte Cáucaso, tanto porque en su entorno, y especialmente en su vertiente sur, se genera la raza más hermosa de hombres, me refiero a los georgianos, como porque —todas las razones fisiológicas convergen en ello— en esa región, como en ningún otro lugar parece que debe situarse con la mayor probabilidad el origen autóctono (el lugar de nacimiento) de la humanidad» —esto se lee en la página 303 de su famoso De Generis Humani Varietate Nativa (De las variedades naturales del género humano), publicada en 1795—.
Frontispicio y página 303 de Las variedades naturales del género humano de Blumenbach,
publicado en 1795. Fuente: archive.org
publicado en 1795. Fuente: archive.org
Personalmente considero esta terminología oficial bastante equívoca, aparte de que muchos caucásicos no se atienen al estereotipo europeo. Con frecuencia, durante nuestra estancia en los Estados Unidos mi esposa y yo fuimos abordados en español por hispanos que nos confundían con ellos. Por la misma razón, probablemente, el director de cine chileno Sebastián Alarcón en su exilio eligió Bakú para rodar películas sobre su lejana patria.
2. Santiago de Bakú
Sebastián Alarcón entró en la escuela de cine de la Universidad de Chile en 1968, a la edad de 19 años. En 1970 gracias a un programa estatal de becas fue enviado a proseguir los estudios en el Instituto Estatal de Cinematografía de Moscú. Mientras estudiaba allí, en 1973 la junta militar encabezada por el tristemente célebre general Augusto Pinochet (1915-2006) derrocó al presidente democrático de Chile, Salvador Allende (1908-1973) y disolvió el gobierno socialista de la Unidad Popular después de un golpe de estado auspiciado por la CIA. La dictadura militar impuesta después del golpe —curiosamente iniciado un 11 de septiembre— duraría hasta 1990 acompañada de la supresión sistemática de cualquier disidencia política, su recuerdo quedó vivo en la memoria de las decenas de miles de detenidos y torturados y en el vacío de los cientos de asesinados o «desaparecidos».Al estar del lado de la Unidad Popular, como tantísimos otros representantes de la juventud chilena, Sebastián Alarcón no pudo volver a su tierra, pero su vida creativa quedó casi por completo dedicadada a los trágicos acontecimientos de Chile. Su primer largometraje, Noche sobre Chile (Ночь над Чили) cuenta la historia de Manuel, un arquitecto detenido como sospechoso y acusado falsamente. Su paso por una pesadilla de abusos, intimidaciones y torturas obtuvo el premio especial al mejor director debutante en el X Festival Internacional de Cine de Moscú de 1977, el año en que yo nací.
Cualquier habitante de Bakú, incluso ahora, puede reconocer fácilmente sus calles desde el primer fotograma de la película «dedicada al valiente pueblo de Chile» y rodada en estilo periodístico, documental.
Noche sobre Chile (1977), póster de la película |
Nunca habría sabido todo esto de Alarcón y su Noche sobre Chile de no haber recordado hace unos meses otra película filmada en Bakú en los 80, en la misma escuela donde estudié. Alguien comentó que nuestra escuela fue filmada como cuartel militar, y me vino a la memoria entonces la estatua de cartón de un general, colocada en el patio de la escuela, y el título del film – Jaguar.
3. Santa Nina de Bakú
Nuestra escuela es, de hecho, un buen escenario para un cuartel, con un gran patio semejante a una plaza de armas, rejas en las ventanas de la planta baja y un edificio de calderas con una larga chimenea de metal negro. Este edificio histórico albergaba por entonces dos escuelas —la escuela pública rusa nº 134 ocupaba el ala norte, mientras que la escuela pública azerbaiyana nº 132, con el nombre de Huseyn Javid (1882-1941) —famoso poeta y dramaturgo de Azerbaiyán desaparecido en los campos de Siberia durante la represión estalinista— ocupaba el resto del edificio.Todos sabíamos que nuestra escuela había sido un gimnasio para niñas en tiempos pre-soviéticos, y durante mucho tiempo pensé que fue la primera escuela laica para niñas musulmanas, construida gracias a los tenaces esfuerzos de Haji Zeynalabdin Taghiyev (1823-1924), un rico comerciante de aceite del país, magnate industrial y filántropo, también recordado por haber financiado la construcción del Teatro de la Ópera y el Ballet, el tendido de la canalización Shollar de suministro de agua y otras muchas infraestructuras y mejoras en Bakú. En realidad, la primera escuela para niñas de Azerbaiyán, inaugurada en 1901, estuvo en otro edificio que ahora alberga el Instituto de Manuscritos de la Academia de Ciencias, bajando la calle Comunista llamada en aquel entonces Nikolayevskaya (de Nikolay, en ruso) y hoy İstiqlaliyyət (Independencia, en Azerbaiyano).
La escritura de la pizarra en esta foto de 1911 dice «Первая женская татарская школа»,
es decir, Primera escuela de niñas tártaras en ruso. Tártaros es como llamaban
a los azerbaiyanos de hoy en el Imperio Ruso, entre otros términos
como musulmanes, persas o turcos.
es decir, Primera escuela de niñas tártaras en ruso. Tártaros es como llamaban
a los azerbaiyanos de hoy en el Imperio Ruso, entre otros términos
como musulmanes, persas o turcos.
Ambos edificios son visibles en esta excepcional foto aérea del centro de Bakú tomada en 1918 por Victor Lvovich-Ludvigovich Korvin-Kerber (1894-1970), un famoso diseñador de aviones navales de Rusia que servía entonces en calidad de instructor en la Escuela de Oficiales de Aviación Naval de Bakú.
El grupo de pequeños edificios a la derecha de la foto, rodeados por antiguas murallas, es Icheri Sheher, el centro de la ciudad vieja. El Centro estival de reuniones públicas, en la esquina inferior derecha, abrió sus puertas en 1912 como un elitista club para ricos de Bakú; se inspiró en la arquitectura de la Opéra de Montecarlo, y ahora alberga la Sala Filarmónica Estatal de Azerbaiyán, con el nombre de Muslum Magomayev (1885-1937), un famoso compositor y director azerbaiyano y soviético.
Así que, en definitiva, el gimnasio para niñas que albergó el edificio de nuestra escuela fue la Institución para Niñas Santa Nina (o Santa Nino), financiada a través de la sección de Bakú de la Sociedad de Beneficencia Femenina en Honor de la «Isapóstolos» Santa Nina, Iluminadora de Georgia, fundada en Tiflis (Tbilisi, Georgia) por Elizaveta Xavierevna Branicka-Vorontsova (1792-1880), protagonista de algún verso del gran Alexander Sergeyevich Pushkin (1799-1837), esposa del entonces virrey ruso del Cáucaso, príncipe Mikhail Semyonovich Vorontsov (1782-1856), en 1846. La sección de Bakú se instauró en 1861 tras el traslado del centro administrativo de la Gobernación de Shamakhi desde la ciudad de Shamakhi, donde la sociedad estuvo activa a partir de 1848, a Bakú, después del devastador terremoto de 1859.
Una coincidencia interesante es que el edificio de la escuela fue inicialmente un hospital militar de campaña y se entregó a la institución de las niñas sólo en 1888, cuando el hospital se mudó a un nuevo edificio en el asentamiento Bail de Bakú. Más tarde, en 1895 la institución obtuvo el estatuto de gimnasio y pervivió durante muchos años, hasta la invasión de la Rusia bolchevique sobre la malograda República Democrática de Azerbaiyán en 1920. Todos estos años la escuela para niñas cristianas de Santa Nina estuvo activa gracias a las generosas donaciones de los ciudadanos de Bakú, incluyendo un buen número de azerbaiyanos, y hubo también jóvenes musulmanas entre sus estudiantes. La famosa investigadora de la historia de Bakú y del Estado de Shirvanshahs, cuya familia fue perseguida y su padre asesinado durante la represión estalinista, la dra. Sara Ashurbeyli (1906-2001) también estudió en esta escuela.
Certificado de finalización con éxito del curso preparatorio en la institución Santa Nina para
niñas de Bakú, entregado a Sara Ashurbeyli en 1913, y Sara Ashurbeyli durante
su beca en el Departamento de Estudios Orientales de la Universidad
Estatal de Azerbaiyán, a fines de la década de 1920.
niñas de Bakú, entregado a Sara Ashurbeyli en 1913, y Sara Ashurbeyli durante
su beca en el Departamento de Estudios Orientales de la Universidad
Estatal de Azerbaiyán, a fines de la década de 1920.
Por cierto, la escuela de Santa Nina sirvió como modelo del imaginario Liceo de la Santa Reina Tamar para Chicas de Bakú, donde estudió Nino Kipiani, la heroína de la popular novela Ali y Nino. Esta famosa novela, publicada por primera vez en Viena en 1937 y cuya autoría aún se discute, cuenta la historia del amor apasionado entre dos jóvenes ciudadanos de Bakú —un caballero musulmán azerbaiyano y una dama cristiana de Georgia— durante la turbulenta época de principios del siglo 20. El trágico final de la novela se hace eco de la suerte de muchas otras personas —Ali es asesinado mientras defiende la ciudad de Genje de la invasión del ejército bolchevique; Nino huye a Georgia con su hijo.
4. Jaguar en Bakú
Jaguar (1986), póster de la película |
Buscando imágenes de la película encontré primero un clip que combina secuencias de Jaguar con una canción tan emblemática de la resistencia chilena contra el régimen de Pinochet como El pueblo unido jamás será vencido, escrita, de hecho, como himno de la Unidad Popular en 1973 por Sergio Ortega (1938 - 2003) y el grupo de música folclórica Quilapayún.
El pueblo unido, jamás será vencido, El pueblo unido jamás será vencido… De pie, cantar que vamos a triunfar. Avanzan ya banderas de unidad. Y tú vendrás marchando junto a mí y así verás tu canto y tu bandera florecer, la luz de un rojo amanecer anuncia ya la vida que vendrá. De pie, luchar, el pueblo va a triunfar. Será mejor la vida que vendrá a conquistar nuestra felicidad y en un clamor mil voces de combate se alzarán dirán canción de libertad con decisión la patria vencerá. Y ahora el pueblo que se alza en la lucha con voz de gigante gritando: ¡adelante! | El pueblo unido, jamás será vencido, El pueblo unido jamás será vencido… La patria está forjando la unidad de norte a sur se movilizará desde el salar ardiente y mineral al bosque austral unidos en la lucha y el trabajo irán, la patria cubrirán, su paso ya anuncia el porvenir. De pie, cantar el pueblo va a triunfar millones ya, imponen la verdad, de acero son ardiente batallón sus manos van llevando la justicia y la razón mujer, con fuego y con valor ya estás aquí junto al trabajador. |
Un hecho curioso es que la misma canción fue cantada en persa Bar pâ khiz, az jâ kan, banâye kâkh-e doshman (بر پا خیز، از جا کن، بنای کاخ دشمن – Levántate, a arrasar los cimientos del palacio del enemigo) por grupos de izquierda durante la revolución islámica de 1979 contra la monarquía iraní.
Esta canción no sonaba en Jaguar, pero Alarcón había utilizado en La noche sobre Chile esta intensa música compuesta e interpretada con instrumentos tradicionales por uno de los ex miembros de Quilapayún, Patricio Castillo (1946). Se conocieron e hicieron amigos durante la gira del grupo por la Unión Soviética en 1970. En Jaguar la guitarra de la banda sonora la toca el propio Alarcón.
Cualquier graduado de la escuela nº 132 de Bakú reconocerá el lugar que se ve al inicio de la película. Esta foto es nuestra —la parte sudeste del patio de la escuela, donde algunos días los estudiantes formaban en fila, por cursos, antes de entrar en clase.
La foto fue tomada en la pared sur de nuestro patio en 1984 frente a nuestra clase —el grupo 2B iba a la ceremonia de iniciación de la organización del Octiabriat – Pequeños Octubristas en la vecina casa-museo de Nariman Narimanov (1870-1925), un destacado intelectual y político azerbaiyano, a veces llamado el Lenin del Este, que fue invitado a dirigir el gobierno de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán proclamada tras la invasión bolchevique, y que trabajó después en el gobierno central de la Unión Soviética en Moscú. Murió allí en circunstancias sospechosas. Las fotos en color no eran muy frecuentes por entonces y a los fotógrafos solo se les llamaba en ocasiones especiales. La segunda señora por la derecha detrás de nosotros es nuestra primera maestra de escuela primaria y tutora Rahima Mammadova.
Aquí está nuestra clase con Rahima muallima (maestra o profesora de escuela, en azerbaiyano), esta vez en 1986. La foto fue tomada probablemente el primer día del nuevo año académico. Todo el mundo lleva flores y hay que ponerse los lazos o corbatines rojos de pionero. La pared de atrás debe ser el muro este del patio de la escuela.
La esquina sudeste de nuestro patio se ve bien en esta foto de 1986 tomada durante una clase de educación física del curso de mi hermano. Las marcas en el suelo, detrás de los chicos indican los sectores para los diferentes cursos.
Sería interesante saber si Alarcón tenía conocimiento de que el edificio que él filmaba como la escuela de cadetes Jaguar albergó en 1928 la Escuela Militar Trans-caucásica de Cadetes del Ejército Rojo, establecida en 1921 como primera escuela militar azerbaiyana para adolescentes y como prototipo de los Internados Militares Suvorov.
Esta antigua foto, con el edificio desde otra perspectiva, fue tomada probablemente durante aquellos años. Solo en 1937 nuestra escuela nº 132 se juntó con la escuela rusa nº 134 en el mismo edificio, y entonces se debió construir el tercer piso.
Cuando hace poco, en el verano de 2009, cerraron las escuelas y rodearon el edificio con una valla, muchos nos preocupamos por su suerte. Afortunadamente, la escuela escapó al trágico fin de la Casa del Gobernador, destruida para emplazar un nuevo hotel de nueve plantas, o al del hermoso edificio que regaló a su nuera Zeynalabdin Taghiyev, a quien arriba hemos mencionado, fin similar al de tantas otras víctimas de la persistente y culpable negligencia histórico-arquitectónica de Bakú. Al final, las escuelas se reabrieron tras una profunda remodelación completada en septiembre del año pasado. Ahora el edificio tiene un nuevo aspecto con un cuarto piso añadido y la supresión del característico balcón en arco que presidía la entrada principal. El patio es también diferente ahora, de modo que ya no es fácil ver ahí la escuela de cadetes Jaguar.
Alarcón utilizó unos actores de La noche sobre Chile en Jaguar. El cerril sargento lo representa de nuevo Islam Kaziyev (1938). Uno de los activistas arrestados en La Noche sobre Chile, Mayak Karimov (1944), aparece ahora en un papel secundario como oficial instructor. Alarcón también utilizó a unos pocos actores armenios, quizá la mayoría de ellos relacionados accidentalmente con Bakú. El Artista Nacional Ruso Vladimir Tatosov (1926), que tuvo un papel menor de guardián de la escuela de cadetes, pasó su infancia aquí. La Artista Nacional Rusa Nina Ter-Osipyan (1909-2002) representa su habitual papel teatral de vieja dama cómica. Y un popular actor soviético y ruso, Sergey Gazarov (1958), que representa al Teniente Gamboa, nació en Bakú.
No es probable que los ciudadanos de Bakú que actúan como figurantes en las escenas de masas de Jaguar, en las huelgas y los alborotos, gritando eslogans contra el gobierno, agitando banderas y enfrentándose a las fuerzas represoras antipopulares del régimen, pudieran imaginar que algo parecido les iba a tocar vivir a los pocos años en su propia ciudad natal.
5. Vientos de cambio en la Ciudad del Viento
Ya hemos escrito algo sobre el inicio del movimiento de independencia de Azerbaiyán en 1988. Las ideas de libertad y el impulso hacia una vetada independencia empezaron a hacerse visibles con la perestroyka y la glasnost —las nuevas políticas de liberalización y apertura de la Unión Soviética alentadas por el secretario general del partido comunista y líder máximo de la URSS Mijail Gorbachov (1931) en 1986. Pero en Azerbaiyán estos procesos estallaron con los movimientos separatistas de la montañosa región de Garabagh (más conocida por la transcripción del ruso como Nagorno-Karabaj), azuzados por el movimiento nacionalista de la vecina Armenia. Una declaración en favor de la anexión de la azerbaiyana Karabaj por parte de Armenia, realizada por Abel Aganbegyan (1932) —principal asesor de Gorbachov en política económica— durante una recepción organizada por la diáspora armenia en Francia, en noviembre de 1987, fue la señal de salida para las actividades separatistas en aquella región.De pronto todos los intelectuales armenios «se alzaron en armas» y animaron a la gente a reclamar la devolución de sus territorios históricos. Fue una sorpresa para los azerbaiyanos, pero basta echar un vistazo, por ejemplo, al libro Очаг (Hogar) del escritor armenio Zori Balayan (1935), publicado en 1981 y 1984 en Yerevan y Moscú, para entender las raíces de aquel estallido de intolerancia étnica. Dedicado a los «150 años de unión de Armenia oriental con Rusia», con una modesta descripción añadida: «Ensayos sobre Armenia. Para muchachos en edad de escuela secundaria», este libro creó rápidamente la imagen del enemigo turco-azerí, y hablaba de «tierras nativas armenias», de «reunión», de «renacimiento» de la «Gran Armenia». El autor, que se convirtió entonces en uno de los líderes / oradores del movimiento popular armenio y ha estado ganando premios hasta el día de hoy, no dice nada de lo que les pasó a los varios cientos de miles de azerbaiyanos (y de otras naciones) que vivían en esas tierras, pero los primeros miles de refugiados de Armenia, expulsados de sus casas en el frío invierno de 1987, y el resto del casi millón de personas que se convirtieron en refugiados hasta 1993 sí que podrían decir algo. Aquellos que fueron asesinados, no pueden.
Fuente: Azadlıq Radiosu (RFE/RL)
La prensa soviética, tanto la local como la central de Moscú, estaba ciega y sorda ante la tragedia de los refugiados de Azerbaiyán. La mayoría de aquellas gentes se hallaban retenidas en Sumgayit —una ciudad industrial a 30 kilómetros de Bakú que ya vivía en una situación social desastrosa. Masivas manifestaciones exigiendo que Karabaj fuera armenia, y manifestaciones espontáneas en Azerbaiyán solicitando una acción urgente que detuviera el separatismo militante, se sucedían casi cada día. La noticia oficial sobre dos azerbaiyanos muertos el 22 de febrero de 1988 en un enfrentamiento en Karabaj reforzó más aún las tensiones. Y la situación culminó en una provocación sangrienta el 27 de febrero en Sumgayit, con la muerte de 26 armenios y 6 azerbaiyanos. Las fuerzas del orden soviéticas no reaccionaron para detener los alborotos hasta pasados dos días, iniciando también la deportación graduada de los armenios de la ciudad. Desgraciadamente el pogrom (masacre) de Sumgayit, además de ser una negra y trágica marca en la historia de Azerbaiyán, se convirtió en la principal baza de la propaganda nacionalista, bien aprovechada también por la poderosa diáspora armenia en Europa y América. En consecuencia, muchas fuentes la han utilizado hasta hoy para explicar el punto de partida y la causa original del conflicto.
El movimiento separatista armenio encontró apoyo también en muchos intelectuales representativos de los círculos democráticos de Moscú, incluyendo al «disidente soviético nº 1» Andrei Sajarov (1921-1989), acompañado a todas partes por su esposa, una soviética activista pro derechos humanos Elena Bonner (1923), cuyo nombre armenio de soltera, Alikhanyan, no es muy conocido. Asimismo, los círculos del gobierno central eran aparentemente pro-armenios, por no decir armenios: además del jefe de asesores en materia de política económica, Aganbegyan, también estaban Georgy Shakhnazarov (1924-2001), principal asesor en política exterior, y Stepan Sitaryan (1930-2009), jefe de asesores en finanzas y planificación económica de Gorbachov.
La escalada del separatismo militante y el creciente número de ataques nacionalistas hizo evidente que ni el aparato del Partido Comunista Soviético Central, ni el servil gobierno local de Azerbaiyán estaban dispuestos ni eran capaces de defender al pueblo. En poco tiempo, el Frente Popular de Azerbaiyán (FPA), fundado por un grupo de intelectuales a imitación de los Frentes Populares de los países bálticos en el verano de 1988, ganó una enorme popularidad. El 17 de noviembre de 1988 se celebró un mitin masivo en la gran Plaza Lenin, ahora Plaza de la Libertad de Bakú, con asistencia de más de medio millón de personas, y el acontecimiento dio lugar al Harakaty Meydan, es decir, el Movimiento de la Plaza, la primera manifestación permanente, un abierto movimiento de liberación nacional de Azerbaiyán. Fue allí cuando la olvidada bandera tricolor de la República Democrática de Azerbaiyán se izó de nuevo, como había dicho uno de sus fundadores Mammad Amin Rasulzade (1884-1955). El 24 de noviembre fue declarado el estado de emergencia en Bakú y las fuerzas especiales soviéticas del Ministerio del Interior entraron en la ciudad. Pero la manifestación permanente en la plaza continuó sin interrupción hasta la noche del 5 de diciembre, cuando fue brutalmente disuelta con dos víctimas mortales. Por supuesto, vendrían muchas desilusiones más adelante, pero el Movimiento de la Plaza fue un período en cierto modo idealista, de grandes esperanzas y de unidad alrededor del Movimiento de Liberación Nacional de Azerbaiyán.
Azadlıq Radiosu (RFE/RL): Los escritores de Azerbaiyán apoyaron el movimiento público
de la Plaza Lenin: el poeta y publicista Islam Sadyq, de pie. Sentados, en la primera
fila Qabil, poeta (1926-2007), el escritor Ismayil Shykhly (1919-1995) y el
poeta Bakhtiyar Vahabzade (1925-2009). La persona que está detrás,
absorto en su trabajo, es el poeta Khalil Rza (1932-1994),
también conocido como autor de estos famosos versos:
de la Plaza Lenin: el poeta y publicista Islam Sadyq, de pie. Sentados, en la primera
fila Qabil, poeta (1926-2007), el escritor Ismayil Shykhly (1919-1995) y el
poeta Bakhtiyar Vahabzade (1925-2009). La persona que está detrás,
absorto en su trabajo, es el poeta Khalil Rza (1932-1994),
también conocido como autor de estos famosos versos:
Azadlığı istəmirəm Zərrə-zərrə, qram-qram Qolumdakı zəncirləri qıram gərək Qıram! Qıram! Azadlığı istəmirəm Bir həb kimi, dərman kimi İstəyirəm səma kimi, Günəş kimi, Cahan kimi. | No quiero la libertad Grano a grano, gramo a gramo. ¡He de refrenar, he de refrenar, Las cadenas en mi brazo! No quiero la libertad En píldoras, como una medicina. La quiero como el cielo, Como el sol, como el universo. |
Esos años también permanecen en mi memoria como un período lleno de entusiasmo y energía creativa. En 1988 la revista bilingüe Gənclik / Молодость (Juventud, en azerbaiyano / ruso) tiraba 70.000 copias mensuales y se hizo muy popular por sus interesantes y afilados artículos, así como por su peculiar diseño artístico. La comedia satírica, Yaramaz / Мерзавец (El bribón), dirigida por el hoy Artista Nacional de Azerbaiyán, Vagif Mustafayev (1953), obtuvo un sensacional éxito en la Unión Soviética, y también internacional. Era el momento de fama del actor georgiano Mamuka Kikaleyshvili (1960-2000), que interpretó el papel principal de Hatam en la película del mismo nombre. Otra película satírica, que trataba del corrupto sistema administrativo y de poder soviético, Lətifə / Анекдот (Chiste), dirigida por el talentoso tándem formado por Yefim Abramov y Nizami Musayev, no fue tan conocida, pero contenía una imagen profética en la escena final de los Pioneros armados que tomaban los medios de comunicación y anunciaban un golpe militar. Posar en ropa de presidiario, con las típicas fotos de frente y de perfil en los créditos finales, también fue profético para Nizami Musayev, que sería encarcelado en 1994 para abandonar después Azerbaiyán. Chiste fue rodado en 1989, durante un estado de emergencia y toque de queda, con soldados armados y vehículos blindados patrullando las calles de Bakú. Recuerdo sus carteles —samizdat— autoeditados en blanco y negro, con una frase burlona remedando la advertencia de las cajas de cigarrillos soviéticas: МВД и КГБ СССР предупреждают: Просмотр этого фильма вреден для вашего здоровья; es decir, el MVD (Ministerio del Interior) y el KGB (Comité de de Seguridad del Estado) de la URSS les advierten: ver esta película es perjudicial para su salud.
Esta última foto de mi colección de álbumes de la escuela fue tomada justo unos pocos meses antes de que empezara el Movimiento de la Plaza, en el verano de 1988, en un descanso durante el examen de matemáticas. Estamos todos con nuestra nueva tutora, la profesora de árabe Fakhriyya Baghirova, que falleció inesperadamente en 1990. Ese año fue un año trágico para nuestro curso —perdimos también a uno de nuestros compañeros en un accidente de coche—. Y también fue un mal año para mi familia, pues murieron algunos parientes próximos, entre ellos mi abuelo... Y para toda la nación: el año 1990 iba a empezar en Azerbaiyán con el «Enero Negro».
6. La noche sobre Bakú
Hacia finales de 1989 el número de refugiados de ambos lados llegaba ya a miles de personas, prácticamente no quedó un azerbaiyano en Armenia y nuevas oleadas de refugiados llegaban de Karabaj, donde se intensificaban los ataques de los militantes separatistas armenios. Manifestaciones bajo el lema de Istefa, exigiendo la renuncia del impopular gobierno local, comenzaron de nuevo en Bakú y en muchas otras ciudades. El infame muro de Berlín había caído ya en octubre y el fantasma de la libertad vagaba por Europa del Este. El Frente Popular de Azerbaiyán obtuvo el apoyo unánime de la gente y se convirtió en un verdadero poder político, pero también hubo signos de disidencia en lo que respecta a su liderazgo. En muchas regiones los Primeros Secretarios del Comité Local del Partido Comunista (jefes locales de la administración soviética) se vieron forzados por los activistas del Frente a abandonar sus puestos. Uno de estos procesos, el 29 de diciembre en Jalilabad —un centro de distrito en el sudeste del país— estuvo acompañado de disturbios, daños en los edificios administrativos y palizas de los funcionarios locales. Un contingente combinado de fuerzas policiales de la militsiya soviética enviado desde los distritos vecinos aplacó rápidamente las algaradas. La radicalización de las tensiones culminaría el 11 de enero de 1990 con el derrocamiento del régimen soviético por parte de los activistas del Frente en Lankaran y Neftchala regiones vecinas a Jalilabad.Sin embargo, lo que sucedió en la víspera de Año Nuevo no tenía precedentes: en la noche del 30 al 31de diciembre de 1989 los puestos fronterizos de la Unión Soviética con Irán fueron incendiados en Najichevan. Al día siguiente, que hoy se celebra como el Día de la Solidaridad de los Azerbaiyanos del Mundo, la gente de algunas otras regiones empezó a destruir las vallas de la frontera soviética que los separaban de los parientes que vivían bajo otro régimen opresivo al otro lado del río Araz, en Irán. A la «minoría» étnica más numerosa, que suma más del 20 por ciento de la población iraní, aproximadamente 20 millones de turcos de Azerbaiyán, se les sigue negando el derecho cultural básico de ser educados formalmente en su lengua materna. En ese momento cumbre de la moral nacional parecía que décadas de opresión y de dolorosa separación —encarnada en esos días por Yagub Zurufchu (1956) en su popular interpretación de Ayrılıq (Separación en Azerbaiyano), canción compuesta por Ali Salimi (1922-1997) en 1956 pero debido a la censura dada a conocer públicamente sólo en 1958 en la radio de Teherán con la letra modificada, y luego cantada por varias generaciones de cantantes populares como Rashid Behbudov (1915-1989) y Googoosh (Faiga Atashin) (1950) a ambos lados del Araz— llegaban al final.
Pero el escenario de Sumgayit se repitió esta vez en Bakú del 13 al 15 de enero. Mientras las manifestaciones diarias se sucedían en la parte central, en la Plaza Lenin y delante del edificio del Comité Central, los ataques organizados a ciudadanos armenios en otras partes de la ciudad dieron como resultado estimado de 56 a 90 muertos. La militsia local, previamente desarmada por completo por alguna razón, permaneció inactiva y 12.000 soldados soviéticos se acuartelaron en Bakú permaneciendo como observadores con el fin, únicamente, de reunir y luego deportar a los refugiados. The Nationalities Question in the Post-Soviet States (El problema de las nacionalidades en los estados post-soviéticos) publicado por Longman en 1996 ofrece más detalles:
Del 13 al 15 de enero de 1990 las bandas descontroladas empezaron a allanar los hogares armenios y a cometer atrocidades. De forma inexplicable, un gran número de ex-presidiarios fueron liberados poco antes y, a la vez, las fuerzas del orden se abstuvieron de ejecutar cualquier accón durante los tres días de violencia. Los presuntos responsables de actos violentos que fueron conducidos la las comisarías de policía y cuartelillos del ejército eran puestos en libertad de inmediato.Por desgracia, esta tragedia fue explotada de nuevo por la propaganda nacionalista armenia, que siguió sumando infundios sobre Azerbaiyán durante años. En lugar de analizarse las manifestaciones de humanitarismo y tacto se alimentaba el círculo vicioso de los perjuicios. Hubo algunas excepciones notables: Sergey Gazarov, antes mencionado como el actor que interpretó el papel protagonista en Jaguar, tenía parientes cercanos que sufrieron esta tragedia. Nunca se unió a las descalificaciones y recuerda cómo los azerbaiyanos les ayudaron. No sorprende que trabajara durante varios años en un teatro de Moscú dirigido por otro popular actor soviético y ruso de ascendencia armenia Armen Dzhigarkhanyan (1935), que siempre condenó aquella propaganda falsa.
Pero, ¿quién estuvo detrás de la masacre?
«El KGB estaba detrás de los pogromos armenios en Bakú. El KGB predispone a unas naciones cotra otras», dice un testigo y víctima de los acontecimientos, Garry Kasparov (1963), 13º Campeón Mundial de Ajedrez, nacido en Bakú de madre armenia, y ahora activista político en Rusia. Sin embargo, el ex general del KGB, Vyacheslav Shironin (1939), a su vez, acusa a los servicios de inteligencia extranjeros, y el ex activista del Frente Zardusht Alizade (1946) culpa a la vieja mafia del Partido Comunista.
Una manifestación en frente del edificio de la Comité Central, que actualmente alberga
la Oficina del Presidente. Las inscripciones en ruso sobre los carteles dicen:
«No a la asesina perestroyka» y «Nacionalistas armenios, salid de
Karabaj!» Foto: Victoria Ivleva. Fuente: FotoSoyuz
la Oficina del Presidente. Las inscripciones en ruso sobre los carteles dicen:
«No a la asesina perestroyka» y «Nacionalistas armenios, salid de
Karabaj!» Foto: Victoria Ivleva. Fuente: FotoSoyuz
En un par de días fue declarado el estado de emergencia en todo Azerbaiyán excepto en Bakú y se estima que 26.000 soldados soviéticos bien armados se concentraron alrededor de la ciudad. Una manifestación permanente se mantenía desde el 17 de enero delante del edificio del Comité Central, no muy lejos de nuestra escuela. Se dispusieron barricadas improvisadas con camiones y autobuses en las entradas a Bakú y en los cuarteles del ejército dentro de la ciudad para no dejar pasar a las tropas. Representantes de Moscú, incluyendo un miembro de la Presidencia del Consejo de Gorbachov Yevgeny Primakov (1929) aseguró a la gente, en sus apariciones en la televisión local y ante la manifestación, que el ejército no entraría en la ciudad. Casi nadie recordaba entonces que en la Hungría de 1956, Yuri Andropov (1914-1984), entonces embajador soviético, engañó al gobierno local asegurando que no habría orden de atacar, mientras los tanques soviéticos ya estaban en marcha. El 19 de enero, alrededor de las 19:30, un pequeño destacamento de fuerzas especiales soviéticas voló el generador eléctrico de la emisora local de radio y televisión. Todo el país quedó sumido en un apagón informativo y a la media noche, al amparo de la oscuridad, las tropas soviéticas comenzaron una operación con el nombre en clave de «Huelga»
Mi padre recuerda aquella noche en el Post Scriptum de su libro Carta a un amigo (Письмо Другу):
En esa terrible noche me encontraba entre los manifestantes cerca de una guarnición militar —los tristemente famosos barracones de Salyan— junto con tres compañeros vecinos. Habíamos ido hasta allí en mi coche y lo dejamos a cierta distancia. Se decía que el ejército se estaba acercando a la ciudad y se preparaba un asalto. Pero pocos lo creían, ya que, literalmente, el día anterior los representantes del Centro Mikhaylov* y del Comité Central Dashdamirov* intervinieron por televisión para asegurar de forma unánime que el ejército no iba a entrar en la ciudad.
Alrededor de las 11 de la noche, desde sus posiciones en los barracones empezaron a disparar al aire con balas trazadoras. Pero los manifestantes se tomaron los disparos como una broma pesada. No vi a nadie armado entre los manifestantes. Había un camión, sin embargo, en cuyo interior vi botellas, supongo que con algún líquido inflamable. También vi a unos diez jóvenes vistiendo chaquetones de marino y armados con barras de metal. Ese era el armamento de los manifestantes. Por supuesto, había grandes camiones, contenedores y autobuses bloqueando los barracones y la carretera.
Cuando todavía estábamos allí se difundió el rumor de que los tanques del cuartel estaban destruyendo la pared del otro lado y salían a la calle aplastando bajo sus orugas de hierro los coches estacionados en el aparcamiento vecino. Nadie creyó estos rumores. Pero así es como las cosas estaban ocurriendo. Y los tanques que se dirigían hacia las unidades de asalto del Norte organizaron conjuntamente una trampa mortal para los manifestantes en la entrada norte de la ciudad. El mayor tributo de muertos se pagó allí donde, por ironía de la historia, se alzó una vez un enorme monumento al «heroico» 11º Ejército Rojo, que nos trajo la «libertad”» el 28 de abril de 1920…
Entonces todo sucedió de este modo. Uno de nuestros compañeros tenía una enfermedad renal y había salido recientemente de la clínica. Me pidió que le llevara a su casa para comer algo, vestirse cómodamente y luego volver, tal vez a pie. Pero no pudimos volver, ya que en una hora y media el ejército había ocupado la ciudad. Los niños dormían en la casa, y al escuchar hacia las 3 de la madrugada el estruendo de la pesada maquinaria militar salí a la calle y vi una gran cantidad de vehículos blindados marchando hacia el Comité Central, donde una manifestación exigiendo la renuncia del gobierno continuaba activa. Los soldados del convoy se estaban cubriendo con escudos metálicos para protegerse de las balas inexistentes y las piedras. Esta es toda mi participación en esta lamentable historia.
En la mañana del 20 de enero de 1990, las tropas soviéticas bajo el mando del ministro de defensa Dmitriy Yazov (1924) y del ministro del interior Vadim Bakatin (1937) (ambos estaban en Bakú esa noche) habían ejecutado con éxito las órdenes y los cadáveres aún yacían en las calles de Bakú. Más tarde, aquel mismo año, el general Yazov recibió las charreteras de Mariscal y el Supremo Comandante en Jefe, Gorbachov, recibió el Premio Nobel de la Paz. Ahora sabemos que más de 130 civiles, incluidos ancianos, mujeres y niños, fueron asesinados y unos 700 más resultaron heridos esa noche.
En la oscuridad informativa total de aquellos días, la única chispa de luz fue la voz de Mirza Khazar (Mikayilov) (1947), un judio azerbaiyano que había emigrado a Israel en 1974 y que dirigía entonces el Servicio Azerbaiyano de la Radio Europa Libre / Radio Liberty. Su equipo de Munich lograba transmitir entrevistas en vivo e informes diarios desde Bakú.
Ciudadanos de Bakú muertos en las calles. Foto: Victoria Ivleva. Fuente: FotoSoyuz
Disparar a los civiles a quemarropa con extrema brutalidad, aplastar intencionadamente con vehículos acorazados los coches aparcados y matar a los pasajeros, tirotear hospitales y ambulancias, rematar a los heridos, clavar bayonetas y saquear son algunos de los crímenes que documentaron luego los expertos militares independientes de Escudo (Щит), una organización civil moscovita. Se movilizaron reservistas de las regiones rusas de Rostov, Stavropol y Krasnodar (curiosamente donde la diáspora armenia es más numerosa) para unirse al ejército invasor, y destacaron particularmente por su brutalidad. De estos «guerrilleros» hablan los antiguos desantnik-paracaidistas que servían entonces en las tropas regulares soviéticas que entraron en Bakú. Sus recuerdos están recogidos en un post del blog de nuestro compatriota Vyacheslav Sapunov.
Cadáveres apilados en la morgue de la ciudad. Foto: Victoria Ivleva. Fuente: FotoSoyuz
Recuerdo aquella mañana gris del 20 de enero de 1990. Fui a dar un paseo con mi hermano pequeño, como de costumbre. En el suelo, justo en frente de la puerta de la calle, había una gran mancha carmesí mal cubierta de arena. MIrando a la izquierda hacia la esquina de la calle principal Husu Hajiyev, vi una pieza pequeña de metal cobrizo. Era una bala. Vimos otra en nuestro camino hacia la Plaza de las Fuentes, bajando hacia la izquierda desde la esquina de los almacenes Univermag. Giramos luego a la derecha, hacia la sala de cine Araz cuando de repente salió una anciana de una de las puertas. «¿Quién os dejó salir? ¡Volved a casa rápidamente! ¿No sabéis que han matado a la gente?», exclamó. Corrimos de vuelta por el mismo camino y cuando llegamos a Univermag rompió el silencio el ruido de un rotor que venía en sentido contrario. Un helicóptero militar color caqui voló sobre nuestras cabezas lanzando panfletos. Tomé uno. Decía que a la medianoche se había decretado el estado de emergencia y detallaba una larga lista de prohibiciones, como salir a la calle y reunirse en grupos de más de tres.
Pero dos días después, el 22 de enero, cientos de miles de personas salieron a las calles para ver a los shahids, los mártires, en su último viaje. Esta nueva palabra, que oí entonces por primera vez, se introdujo bien a fondo en el léxico popular durante los años siguientes de terror, guerra y ocupación en Azerbaiyán. Decenas de nuevas filas de tumbas se alinearon más tarde junto a la primera en el Shahidlar Khiyabany, el Callejón de los Mártires.
Al pasar por delante de la larga hilera de tumbas recién excavadas, cubiertas con miles de claveles rojos, en la oscura y multitudinaria procesión ciudadana, sumido en aquel ambiente de pesadilla, entre alabanzas, gemidos y llanto, yo me esforzaba en demostrar que «los niños no lloran», pero rompí a llorar en una tumba sin nombre que tan sólo ostentaba una corbata roja de Pionero sobre un uniforme escolar negro de niña y la maleta de la escuela por lápida. Era Larisa Mammadova, una chica de mi edad, de la vecina escuela nº 134.
Soldados vigilan el edificio del Comité del Partido Comunista. Bakú, enero de 1990. Nuestra escuela nº 132 y la nº 134 se ven al fondo. Foto: Victoria Ivleva. Fuente: FotoSoyuz
Soldados vigilan el edificio del Comité del Partido Comunista. Bakú, enero de 1990. Nuestra escuela nº 132 se ve al fondo. Foto: Victoria Ivleva. Fuente: FotoSoyuz
En aquellos días negros de enero de 1990, sumidos en un completo apagón informativo se escuchaban pocas voces de solidaridad, acalladas por el coro de mentiras difundidas por los medios desde los servicios de propaganda centrales de Moscú. Un destacado director de cine soviético ruso Stanislav Govorukhin (1936) llegó a Bakú, con su equipo a filmar un documental periodístico Так жить нельзя (No se puede vivir así), donde se hacía manifiesto el final del imperio soviético.
Incluso en esta película de 1990 las imágenes de los asesinados a manos del ejército soviético ilustran el relato sobre las víctimas del pogromo armenio. Govorukhin estaba influido por la diáspora armenia en Rusia, que muy probablemente le proporcionó estas fotos. En un caso similar, el año pasado una nueva agencia de la la diáspora en Estados Unidos dio la foto del cadáver de una ciudadana judía de Bakú, Vera Bessantina (1973-1990), asesinada el 19 de enero, presentándola como una chica armenia asesinada por los azerbaiyanos. Govorukhin llegó a Bakú, con la predisposición negativa de «tomar el despliegue de tropas en Bakú para conocimiento de toda la comunidad mundial», pero todo cambió después de ver la situación real con sus propios ojos.
Parece que una transformación similar le ocurrió a Kasparov, mencionado anteriormente. Primero estuvo promoviendo activamente la «causa armenia» y la «verdad sobre Sumgayit» durante sus viajes internacionales. Dudo que nadie recuerde su llamamiento en el periódico Azadlyq del Frente Popular en el primer aniversario del 20 de enero, junto con los demás telegramas de apoyo.
Diario Azadlyq, 24 de enero de 1991, nº 4 (34). Cortesía de la Biblioteca Nacional de Azerbaiyán
Yo, Garry Kasparov, su antiguo compatriota, obligado a abandonar Bakú en los terribles días de enero del año 1990, envío mis condolencias a las familias de los fallecidos a consecuencia de la utilización criminal de las tropas del ejército soviético contra la población pacífica en la noche del 19 al 20 de enero de 1990.
Les pido que acepten mi modesta contribución financiera de 5.000 dólares y que la distribuyan como sea requerida.
Hoy en día ya no es un secreto para nadie que la tragedia de Bakú, que no recibió una cobertura informativa adecuada, ni en nuestro país ni en el extranjero, fue en realidad un coletazo del totalitarismo agonizante.
En este momento de duelo, recordando a los muertos que se convirtieron en víctimas del «Enero Negro», no debemos dejar que la locura nos cubra los ojos para no ver al verdadero culpable de nuestra desgracia, la dictadura comunista.
Sólo uniendo nuestros esfuerzos y no cayendo en las constantes provocaciones seremos capaces de proteger nuestro honor, nuestra dignidad y salvar nuestro futuro.
7. A modo de epílogo
Encontré esta foto mientras buscaba ilustraciones para esta entrada que ahora escribo. Fue tomada en 1990 en el Callejón de los Mártires, pero ¿cuál cree usted que es el título que le puso la agencia fotográfica?Foto: Oleg Lastochkin. Fuente: RIA Novosti
Parece que la conspiración continúa aún en la falsificación de los títulos de la agencia RIA «Novosti». El mensaje que mandé el 17 de noviembre de 2010 sigue sin respuesta ni de la agencia rusa, ni de la embajada de Azerbaiyán en Rusia, donde también envié una copia:
Estimado Señor / Señora,
Durante muchos años RIA-Novosti se ha ganado la reputación de ser una agencia de noticias seria y su archivo fotográfico es una fuente muy valiosa de documentación histórica. Lamentablemente, una vez más RIA-Novosti se ha convertido en una herramienta para las falsificaciones. Las siguientes fotos que he encontrado en el archivo fotográfico RIA-Novosti, publicadas en línea, tienen obviamente títulos falsos::
http://visualrian.com/images/item/411872 «Recordando a los armenios asesinados en Bakú / Recordando a los armenios asesinados en Bakú como consecuencia del conflicto interétnico del 19-22 enero de 1990. La foto muestra una reunión en el Parque Central de Bakú, donde están enterradas las víctimas armenias del conflicto.»
Esta foto en realidad representa la procesión justo después del entierro de las víctimas de la invasión del ejército soviético en Bakú los días 19-20 de enero de 1990 (véase http://www.rian.ru/history/20050120/1938582.html) en el hoy Callejón de los Mártires.
http://visualrian.com/images/item/436565 «Cementerio de Nagorno-Karabaj / Un cementerio donde están enterradas las víctimas del conflicto con Azerbaiyán.»
Esta foto es en realidad del Callejón de los Mártires en Bakú, donde están enterradas las víctimas del 20 de enero, así como aquellos que murieron en la guerra contra las fuerzas separatistas armenias. La foto fue tomada por nuestro compatriota, el conocido profesional Oleg Litvin, por lo que es imposible que le diera un título falso.
Teniendo en cuenta todas estas consideraciones espero sinceramente que corrijan los títulos e informaciones equivocadas tan pronto como les sea posible. Además les insto a que investiguen el caso y a evitar posibles falsificaciones en el futuro.
Mientras terminaba mi entrada con esta triste nota, recordé de repente el brillante proyecto de 2002 de reunir las tradiciones musicales de Azerbaiyán y América del Sur. Resultó que el grupo de música folclórica latinoamericana Altiplano —chileno pero con músicos chilenos y ecuatorianos— que participó en aquella idea, este 11 de marzo, después de nueve años estaban de nuevo en Bakú con un concierto titulado «Salam-Hola», al que inmediatamente decidimos asistir.
Dirigida por Siyavush Karimi y Mauricio Vicencio, esta sorprendente asociación ha dado lugar a una hermosa síntesis de la música del Cáucaso y los Andes, una mezcla de sonidos místicos del mugham azerbaiyano
Agradecimientos
La mayoría de las fotos antiguas de Bakú y el material histórico proviene de la sociedad virtual Parapeto, sobre la historia de Bakú y sus habitantes, en Baku Pages http://www.bakupages.com/city/parapet/ y Nuestra Bakú enciclopedia virtual sobre la historia de la ciudad: http://www.ourbaku.comOtros enlaces de interés
El paseo de Ali y Nino, por Fuad Akhundov y Betty Blair, presentado en el nº de verano de 2004 de la revista Azerbaiyán Internacional: http://azer.com/aiweb/categories/magazine/ai122_folder/122_articles/122_walking_tour_map.html y reeditado recientemente, 2011, en: http://azer.com/aiweb/categories/magazine/ai152_folder/152_pdf/152_pdf_english/ai_152_an_walking_tour.pdfMás fotos aéreas antiguas de Bakú, de 1917-18, así como más información acerca de su autor y de la familia Korvin-Kerber se pueden encontrar en el Foro de los graduados de la Escuela Superior de Aviación Militar Yeysk Higher Military Aviation School http://forum.evvaul.com/index.php?topic=1087.0. Farid Zeynalov recientemente escribió acerca de estas fotos en su blog en azerbaiyano Google Earth, 1917-1918, Baki: http://blog.stomatoloq.az/baku/baku-1917-1918/.
La ciudad y los perros (1985) una adaptación de la película peruana de la novela del mismo nombre de Mario Vargas Llosa, dirigida por Francisco J. Lombardi: http://www.youtube.com/watch?v=VpuS_uWjs7M
Casi todas las películas y dibujos animados de la época soviética como algunas películas de Azerbaiyán pueden descargarse del Archivo de la ArjLover: http://film.arjlover.net/
El pueblo unido, jamás será vencido —una canción emblemática de la resistencia chilena, interpretada por los autores, un popular grupo de música popular, Quilapayún, en 1973 http://www.youtube.com/watch?v=fvlgM70tBGc y tres décadas después: http://www.youtube.com/watch?v=LWlkWPXfvXc
Yaramaz/Мерзавец (El bribón), una premiada película de 1988 dirigida por el azerbaiyano Vagif Mustafayev, es una comedia satírica sobre los tiempos de la perestroika soviética (doblada en ruso): http://www.youtube.com/watch?v=ozM1rPOqYgw
Эхо Сумгаита (Eco de Sumgayit) el primero de la serie de documentales de investigación periodística rusos, dirigido por Davud Imanov (1945-2002) que trata de destruir los mitos creados por la propaganda anti-azerbaiyana: http://www.youtube.com/watch?v=sP8B3BBe-ew
Los únicos videos más o menos amplios sobre los trágicos acontecimientos del 20 de enero que pude encontrar en Internet son un corto documental de 1990 http://www.youtube.com/watch?v=tv62hOBEbA4 y el vídeo elaborado por Mirafgan Sultanov: http://www.youtube.com/watch?v=1MIYagcnDPo. Se ruega la discreción del espectador.
Fotos de Victoria Ivleva, una galardonada periodista y fotógrafa, corresponsal especial del diario ruso Novaya Gazeta, que fue testigo y documentó los trágicos acontecimientos en Azerbaiyán, en la agencia FotoSoyuz: http://www.fotosoyuz.ru/ru/catalog/&vqFrnepu=382452313?paging_curPage=1&искать=ИВЛЕВА Виктория&newSearchFlag=1 Tenga en cuenta que pocas de sus fotos de 1990 usadas en este post, así como las imágenes de los civiles de Azerbaiyán, asesinados en la masacre de Jodzhali, no aparecen ya en los resultados de las búsquedas.
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