Este aspecto tenía la sala central de la Biblioteca –se trata de la Biblioteca de la Catedral de Kalocsa, para quien no haya leído la entrada anterior– unas horas antes de su solemne apertura. Las vitrinas ante las estanterías barrocas se habían preparado con todo esmero para exhibir las Biblias impresas más preciadas de la colección, mientras que los manuscritos quedaban en el vestíbulo previo. En la página de presentación de la serie de los «Tesoros de Kalocsa», en Studiolum, se puede ver también esta sala desprovista de las vitrinas –bueno, aquella imagen la tomó un fotógrafo profesional, no nosotros.
Antes de que lleguen los invitados, demos un vistazo a las salas de depósito de la biblioteca, cerradas a los visitantes, donde tantas horas hemos pasado concentrados en familiarizarnos con los libros.
Abrieron la muestra el arzobispo de Kalocsa, Balázs Bábel, y el legado del Papa, arzobispo Juliusz Janusz.
En la esquina inferior derecha está el expositor de Erasmo, con dos joyas: la monumental edición en diez volúmenes de las Opera omnia de Leiden, hasta hoy la mejor edición completa de Erasmo, y una carta autógrafa del escritor. En el expositor anterior, dedicado a Lutero, también se encuentra un poema autógrafo del teólogo alemán.
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