La reciente exposición en la James-Simon-Galerie de Berlín, que presenta uno de los hallazgos más sensacionales en la arqueología etrusca de los últimos años, los bronces de San Casciano, ilustra perfectamente cómo se utilizaban en su tiempo las figuras votivas etruscas que acabamos de ver.
San Casciano dei Bagni es oficialmente uno de los pueblos más bonitos de Italia, situado en la región toscana de Val d’Orcia, en la provincia de Siena, a unos 70 kilómetros al sureste de la ciudad. Con sus 42 fuentes termales, es la mayor zona termal de Italia y la tercera más grande de Europa. Esta área perteneció antes de la expansión romana a la ciudad-estado etrusca de Chiusi, y la Balnea Clusina, según Livio, fue descubierta y convertida en un centro de baños por el rey etrusco Porsena. El balneario fue popular durante toda la era etrusca y romana, y Horacio lo menciona en sus Sátiras.
Una urna funeraria etrusca de Bettole, cerca de San Casciano, se conserva en el museo de Berlín (hay debate sobre si es un original o una falsificación del siglo XIX)
Con el declive del Imperio Romano y de la cultura del baño, la mayoría de los establecimientos de San Casciano cerraron, aunque algunos se siguen utilizando hoy en día. El baño más grande, el Bagno Grande, fue renovado por los Médici en 1575, y durante las obras se descubrieron varios recuerdos etrusco-romanos, entre ellos un altar dedicado a Apolo, Asclepio y Higía—los dioses de la curación—junto con una estatua de la Afrodita del baño (un tipo de escultura helenística popular mencionada por Plinio como Venus Daedalsas), y numerosas estatuillas votivas de bronce.
En 2018 comenzaron unas nuevas excavaciones en el área de Bagno Grande. No es un dato menor que las excavaciones fueron completamente financiadas por el municipio, y a cambio, los arqueólogos iban publicando continuamente los resultados más recientes en el ayuntamiento y ofrecían visitas guiadas regulares en el sitio.
Las excavaciones dieron con un hallazgo espectacular durante la pandemia de Covid, entre 2020 y 2022. Junto al manantial que aún sigue en uso, se descubrió un santuario de baño etrusco que data del siglo III a.C., en el cual los visitantes que buscaban curación fueron ddepositando una gran cantidad de objetos votivos de bronce y otros materiales a lo largo de siete siglos.
Los primeros objetos, que datan del siglo III a.C. al I d.C., fueron encontrados bajo una capa de tejas de terracota sobre las cuales se había colocado un rayo de bronce. Esto sugiere que el baño fue alcanzado por un rayo en el I d.C., y según el ars fulguratoria etrusco, los objetos almacenados en un lugar sagrado debían ser enterrados cuando ocurría tal fenómeno. A partir de ese momento, los objetos votivos fueron depositados encima de la capa de tejas hasta el siglo IV.
Este descubrimiento ha recuperado para nosotros muchos objetos auténticamente etruscos, incluso previos al momento en que la cultura y lengua de Chiusi cambió del etrusco a latín alrededor del nacimiento de Cristo. Así, algunos de los objetos contienen inscripciones de donantes en etrusco. Según las inscripciones, la principal deidad del baño era Flere Havens, en etrusco, y Fons Calidus en latín, la diosa del manantial, y junto a ella se adoraba a Fortuna Primigenia, Apolo (Aplus en etrusco), y posteriormente, durante la época latina, a Asclepio, Higía e Isis.
Escultura de Flere Havens, diosa etrusca del manantial, entre los objetos enterrados, siglo II-I a.C.
Estatua votiva de Lucius Marcus Grabillo dedicada a la diosa del manantial, con inscripción en latín, siglo I d.C.
Un niño pequeño sosteniendo una esfera que aún rueda; numerosas piezas esféricas como esta, incluso sin las figuras, también se encontraron en la excavación.
Numerosas estatuillas son retratos masculinos y femeninos de un fuerte realismo. La mayoría con inscripciones votivas en etrusco grabadas en el cuello o la nuca.
Los donantes ofrecían réplicas de aquellas partes de sus cuerpos que esperaban sanar, incluyendo órganos internos con asombrosos detalles anatómicos, extremidades, pechos e incluso el entero torso superior de un hombre a tamaño real, abierto longitudinalmente.
Junto a las estatuillas votivas de bronce, el barro conservó también restos de sacrificios de productos agrícolas. Se encontraron asimismo cerca de 9.000 monedas, principalmente de cobre de la más alta calidad, lo que sugiere que los donantes las traían directamente de la ceca imperial.
También se hallaron estatuillas de animales, como una lagartija, símbolo de enfermedad, para que Apolo Sauroktonos, el Apolo matador de lagartos, la destruyera. Y en el estrato más profundo de la excavación, la estatua de bronce de una serpiente que probablemente era la guardiana del manantial sagrado.
El santuario del baño fue cerrado en el siglo IV d.C., al parecer siguiendo algún ritual. Esto se deduce de los fragmentos del portal de mármol del baño y de las estatuas de culto que fueron cuidadosamente dispuestas antes de ser enterradas. Parece que la expansión del cristianismo impidió la continuidad de este baño pagano. De todos modos, es hermoso que sus usuarios, en el momento de la clausura del lugar tras setecientos años de uso, se despidieran de él de manera tan digna.
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